jueves, 24 de enero de 2013

¡Adiós a los brotes verdes!


Algunos indicadores adelantados y otros de coyuntura parcial podían hacernos creer que se podía vislumbrar una luz en el horizonte. La previsión del Banco de España de caída del PIB un 0,6% en el cuarto trimestre y los datos de la EPA de ayer 24, dejan a las claras que, lejos de iniciar una tenue inflexión al alza en el segundo y tercer trimestre, los datos de final de año nos sumergen nuevamente en una tendencia a la recesión.
La economía española, al igual que ocurrió en el segundo trimestre de 2010, responde rápidamente a los recortes del Gasto Público y a la subida de Impuestos con una contracción del consumo y la inversión. Cada vez que parece que se va a iniciar la recuperación, los ajustes impuestos por Bruselas paralizan la Demanda Agregada y agravan la destrucción de empleo. En este último trimestre es el desempleo público el que más se está destruyendo y aún nos queda, para el primer trimestre de 2013, el paro que va originar la reestructuración del sistema financiero.
Las cifras de la población ocupada desde el inicio de la crisis son de impacto y eso que los autónomos han aumentado en 2012 y los asalariados público han estado aumentando durante todos los años de la crisis hasta el pasado año:
EPA - Ocupados por Situación Profesional      
 200720082009201020112012
Empleadores1117,91165,41073,31026,5941,6913,3
Autónomos2167,42125,11917,61889,91879,51965,4
Asalariados Públicos29132958,73062,13129,631903013,5
Asalariados Privados1384713722,612618,612217,211915,511228,2
De momento, las reformas del Gobierno no están consiguiendo ni evitar la recesión, ni generar empleo alguno, ni animar el Consumo y la Inversión. Si cuando aparezcan los datos del déficit público se supera el 7%, habrá que pensar ya seriamente si esta mezcla de recortes a medias y falta de modelo alguno de crecimiento nos lleva a alguna parte. E incluso si la reforma laboral debe volver a ajustarse siguiendo otros parámetros más en la línea de simplificar las relaciones laborales con un único contrato con indemnización por despido progresiva a los años trabajados, de manera que se promueva más los nuevos contratos fijos que despedir barato.
De momento, estamos consiguiendo financiarnos más fácilmente, y es de agradecer, pero seguir en recesión con desempleo creciente supone más costes sociales y si el déficit no se termina de ajustar volveremos a situaciones de vértigo.  Y todo ésto en una coyuntura de corrupción masiva e intentos de secesión que nos impide mirar con serenidad y acierto a medio plazo. 


1 comentario:

  1. Cierto, nos falta serenidad. Estoy completamente de acuerdo en que el déficit es el problema, pero es el problema en el corto plazo. Y este déficit no se va a corregir solo con estas medidas tomadas a medias. Estamos tomando medidas coyunturales y el déficit es el primario, es estructural. Eso sólo se consigue con ajustes estructurales de gasto, no con recortes del mismo o incremento de impuestos (que no necesariamente llevan aparejados incrementos de recaudación). Y si, efectivamente, carecemos de modelo industrial y económico de crecimiento sostenible. Llevamos así desde el Plan de Estabilización de finales de los 60. Hemos edificado sobre bases poco sólidas. Sin ir mas lejos, la ¿última? reforma laboral mantiene multitud de formatos de contratación. Yo estoy de acuerdo: uno con indemnización creciente y tope máximo. Pero hay un aspecto a considerar que impide la contratación aún estando dispuestos a crear empleo, y son las cargas sociales a cargo del empresario, ese gap entre coste salarial y salario. Ese impuesto al trabajo desincentiva la contratación. Saludos.

    ResponderEliminar