miércoles, 22 de enero de 2014

La Reforma Fiscal y el crecimiento.

Hoy nos encontramos en la prensa con las directrices del equipo de "sabios" del Ministerio de Hacienda en relación con la reforma fiscal que el Gobierno prepara. En principio los requisitos previos fijados pretenden no bajar la recaudación total con la reforma y aumentar la base de personas físicas y jurídicas que paguen impuestos para evitar gravar en exceso a los contribuyentes que actualmente pagan. Como líneas generales proponen reducir los impuestos directos (IRPF y sociedades) y aumentar los indirectos (principalmente el IVA). La porpuesta incluye también la intención de reducir deducciones en IRPF y Sociedades, bajar las Cotizaciones Sociales para compensar la subida del IVA y aumentar los impuestos especiales relacionados con el tabaco, el alccohol y la contaminación. En principio es una propuesta razonable en su conjunto atendiendo a los objetivos fiscales que se pretenden, pero deberíamos preguntarnos cómo afectan los diferentes impuestos al crecimiento económico, al empleo y a los precios.
Si dejamos de lado los efectos microeconómicos sobre mercadso concretos y nos centramos en el enfoque macroeconómico, el modelo de funcionamiento de la actividad económica a utilizar para considerar el impacto de la reforma sería el modelo de Oferta y Demanda Agregada. En este modelo el efecto de una bajada en el impuesto sobre las rentas es claro: afecta a la renta disponible, hace subir el Consumo y la Demanda Agregada y produce un incremento en la producción y los precios. En relación con los tipos interés  la subida de precios y la producción tensionarían al alza los tipos de interés y la subida de precios haría perder competitividad a la economía.
De otra parte, la inclusión del resto de impuestos en el modelo no está tan bien sistematizada. En principio las cargas sociales deben afectar a la Oferta Agregada. Si suben, desplazaría esta curva hacia arriba y aumentarían los precios y originaría estancamiento económico y paro. Y lo mismo podríamos pensar de una subida del IVA, desplazaría la OA hacia arriba con el mismo efecto en la economía nacional: recesión, paro y subida de precios. La propuesta del comité de expertos sugiere compensar la subida del IVA con una bajada de las cargas sociales, pero no parece que con un efecto neutro, en la medida que la subida del IVA debe compensar la reducción de los impuestos directos.
El efecto combinado de un desplazamiento a la derecha de la DA y hacia arriba de la OA nos dejaría un efecto ambiguo sobre la producción y el paro pero tendería a elevar considerablemente los precios de la economía en el corto plazo. A medio plazo el efecto de esta subida de la inflación sobre los salarios seguramente paralizaría el proceso de moderación salarial actual, que ha sido la base de nuestra mejora en la competitividad. Si el descenso de los impuestos directos es inferior a la subida de los indirectos, como es previsible, además de la subida de precios se originaría más paro y nos estabilizaríamos aún más en la recesión de la que parece que estamos saliendo. No parecen buenas noticas los resultados que nos da el modelo.
España necesita una reforma fiscal para que todos los ciudadanos y las empresas contribuyan y aporten al Estado los ingresos necesarios. Y es necesario que se reduzca la evasión fiscal,  la economía sumergida y la excesiva carga tributaria en una parte de la población que tiene todas sus rentas transparentes, pero toda reforma tiene efectos macroeconómicos que también hay que considerar y máxime en los momentos actuales. Esperemos que el comité de expertos considere estos efectos y el Gobierno simule con los modelos econométricos el impacto de dicha reforma.

domingo, 5 de enero de 2014

Las enseñanzas de la crisis (II): ¿cómo crecer?

Después de esta larga crisis y de las diferentes maneras que los distintos gobiernos han buscado para combatirla e iniciar una senda sólida de crecimiento, debemos concluir que la teoría económica al uso no tiene recetas comúnmente aceptadas para abordar un problema de esta magnitud y que, quizás, deberíamos intentar abordar esta deficiencia del análisis económico con urgencia.
La teoría económica intenta explicar la realidad y parece que esta vez la realidad nos ha desbordado.
El enfoque macroeconómico, que puede decirse nace con la Teoría General de Keynes en 1936,  se enfrentó a una importante crisis en los años 80 cuando con el modelo de DA keynesiano y su desarrollo de síntesis (el modelo ISLM) no pudo explicar el problema de la stagflation (inflación y paro simultáneos).  La academia se puso a trabajar y elaboró el modelo de Oferta y Demanda Agregada (OADA) que superó esta refutación empírica y nos ha permitido explicar la realidad durante muchos años con un modelo que a corto plazo (seis meses a dos años) explica bastante bien los determinantes del ciclo, tanto desde los cambios en la Demanda Agregada como de las alteraciones en la Oferta. Sin embargo, a medio plazo (dos a cuatro años) y según este modelo, el ajuste de precios esperados y de salarios garantiza nuevamente el pleno empleo. Las políticas de Demanda de corte keynesiano pueden facilitar este ajuste acortando el período para alcanzar el pleno empleo, tal y como está intentando el gobierno norteamericano y británico, pero la realidad es que el pleno empleo no llega y en aquellos países que están esperando el ajuste de la OA vía salarios, como son los miembros de la UM, los resultados son dispares, por eso aconsejan flexibilidad de precios y de salarios para facilitar la creación de empleo y el ajuste al pleno empleo en los países con mayor tasas de paro como ocurre en España.
Y....¿ a largo plazo? A largo plazo los modelo de crecimientos que utilizamos son completamente diferentes en su estructura al modelo OADA, aseguran el crecimiento agregando factores de producción (capital, tecnología, trabajo y recursos naturales) y sumando características positivas de naturaleza institucional, para garantizar el crecimiento. Y hay que decir, que los contrastes empíricos sobre la relevancia de unas u otras variables son dispares. Quizás lo más curioso de estos modelo es que no se derivan del modelo de OADA. surgieron en paralelo al modelo ISLM y establecieron una dicotomía de enfoque en el análisis macroeconómico entre el corto y el largo plazo.
Hoy nos enfrentamos a una crisis que ya ha superado el corto y el medio plazo y se encamina en algunos países a un escenario de largo plazo, sin que parezca que la economía se ajuste al pleno empleo. ¿Qué modelo debemos utilizar? ¿Qué nos está fallando? Es difícil de saber y las recetas desde el modelo OADA y el modelo de crecimiento a largo plazo pueden ser diferentes, e incluso en el modelo de OADA el ajuste a muy corto plazo y a medio plazo aconsejarían políticas distintas.... ¿qué se nos está pasando por alto...?
Creo que, cuando hablamos del pleno empleo, estamos suponiendo que siempre existe un tejido productivo, un conjunto de empresas, capaz de reaccionar a los estímulos de la DA y a los cambios en la OA. En el caso de la economía española, la crisis ha destruido algo más del 20% de las empresas existentes en 2007. Me parece que este supuesto de los modelos teóricos está resultando letal para nosostros. Simplemente con políticas de estímulo en la DA, podemos tirar de aquellos bienes y servicios no comerciables, que cada vez son menos. Flexibilizando el mercado de trabajo y moderando los salarios y los precios, haremos que las empresas existentes sean más competitivas y mejoren las exportaciones pero necesitamos más empresas, más grandes, mejores,.....  Es cierto que estamos asistiendo al nacimiento de una nueva cultura económica en nuestro país: el emprendimiento. Pero necesitamos que cuaje y para ello es imprescindible el crédito a las empresas, reducir trámites y costes de transacción, impuestos y cargas sociales moderados y flexibilidad en el funcionamiento de la actividad empresarial. Está surgiendo esta cultura pero tardará en hacer reducir el paro tan elevado que tenemos.
Si observamos la economía española desde el lado del mercado de trabajo un 26% de paro es excesivo y deberíamos bajar hasta la mitad quizás para decir que estamos en pleno empleo (Tasa Natural de Paro). Pero si miramos nuestra economía desde el tejido productivo.... ¿estamos en pleno empleo teniendo en cuenta las empresas que han sobrevivido a la crisis? Puede que sí y por eso nuestra senda de crecimiento va a ser tan modesta, tan estable, tan insuficiente en el corto plazo.