Es verdad que tan sólo han pasado unas semanas desde el cambio de Gobierno, pero la realidad es que empezamos a impacientarnos y surgen dudas sobre si finalmente vamos a acometer las políticas que necesitamos para encarar el futuro. Si queremos ser competitivos y salir de la situación actual, debemos abordar cuatro reformas y de diferente importancia. Es como una columna de cuatro piedras que unas soportan a las otras. La piedra de la base es la más importante. Es la reforma del modelo productivo español. La política de mejora de la productividad, de creación de empresas, de reducción del gap tecnológico, de formación de los trabajadores, etc. Es la más importante y también incluye el abaratamiento de costes como los energéticos, los financieros, de telecomunicaciones y los de transacción. La siguiente reforma en orden de importancia es la laboral. Con ella debemos de acabar con el uso de los contratos temporales, porque impiden la acumulación del capital humano de los trabajadores y reducen la productividad; tenemos que abaratar el despido para fomentar el empleo, puesto que el entorno actual requiere mucha flexibilidad y se comenten errores estratégicos ante los que hay que reaccionar; y debemos de modificar el proceso de negociación colectiva para evitar que los salarios y la inflación se indexen y nos hagan perder competitividad sistemáticamente. Relacionar los salarios con la productividad es una línea posible de cambio y un contrato único con despido progresivo es otra buena idea. La tercera reforma que debemos abordar es la financiera. Con ella, tenemos que intentar que el crédito fluya a las empresas y la familias para que la demanda se anime y la economía se ponga en marcha. Finalmente, la última piedra de la columna es el ajuste fiscal, para que las cuentas públicas de todas las administraciones se equilibren y dejemos recursos para la creación de empleo por el sector privado de la economía.
Si analizamos lo que hasta el momento está haciendo el Gobierno, más que una columna, está tallando una pirámide invertida. Ha atacado con bastante contundencia el ajuste fiscal, parece que la reforma financiera va a ir encaminada más a un mayor saneamiento de las entidades bancarias que a impulsar el crédito, la reforma laboral no tenemos claro por dónde va a ir, una vez que sindicatos y empresarios no han sido capaces de llegar a un acuerdo, y, finalmente, en la parte más baja de la columna, la política productiva no pasa de ser tibios brochazos sin una visión clara, al margen de la gran preocupación por el embrollo energético que tenemos. Esperemos que todo sea cuestión de tiempo y que en breve, tres semanas es el plazo marcado por el Gobierno para actuar, veamos acciones claras y contundentes. De momento el tiempo transcurre y las previsiones de la economía mundial no son nada halagüeñas. El estancamiento externo no va a ayudar a las exportaciones. Todo lo hemos confiado al consumo y la inversión interna, una vez que el sector público se ajusta en retirada. Todo se ha basado en la confianza y la confianza requiere una columna bien tallada no una inestable pirámide invertida. (22:ene:2012)
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