sábado, 16 de junio de 2012

La trampa de elefante de las elecciones griegas.


Las elecciones griegas se han convertido en una trampa de elefantes para el resto de países de la Unión Monetaria. Salga lo que salga perdemos. Si ganan los conservadores de la Nueva Democracia, intentarán seguir adelante permaneciendo en el €, con el rescate y con los cambios estructurales, algo imposible en un país cuyo PIB cae el 6,2%, a pesar de tener un déficit público del -7,8 del PIB y, aún con esta recesión, con un déficit exterior del -6,9% del PIB. Para ser competitivos necesitan devaluar, ya han bajado salarios y reducido las importaciones ante la caída de la renta nacional. Si gana Syriza, la coalición de izquierda radical, pretenderán quedarse en la UM del €, renegociándolo todo y sin pagar sus deudas y la emperadora -que no emperatriz- que nos Gobierna, los forzará a salirse del € originado una catarsis financiera de implicaciones desconocidas que dejará a España en la primera línea de fuego. Y si no pueden formar Gobierno porque nadie tenga una mayoría y los pactos de Gobierno sean imposibles, volveremos a tener meses de incertidumbre hasta que se convoquen nuevas elecciones o la emperadora les ponga un Presidente de Gobierno delegado de Alemania como pasa en Italia.....  No aceptar la realidad tiene enormes costes. Con Grecia sólo caben dos soluciones, o salen del € y después de la debacle y el empobrecimiento inicial terminarán saliendo adelante, o la UM les envía anualmente transferencias para que mantengan un nivel de renta que no son capaces de producir ellos. Y como Alemania no está por la tarea porque si lo hacen con Grecia, lo tendrán que hacer con Portugal y con España (sigo pensando que Irlanda es diferente y se ajustarán sin problemas) y después de la unificación de las dos Alemanias aprendieron lo que cuestan estas cosas y que son transferencias para siempre, la conclusión es que la única solución, a la que iremos tarde o temprano, es que Grecia salga del área monetaria del €. Pero no tenemos ni idea de cómo hacerlo o mejor dicho de hacerlo con costes razonables y que no ponga en peligro la propia existencia de la UM. Otra cuestión sería que Alemania aceptara que el BCE comprara toda la deuda de sus socios europeos que fuera necesaria, se emitieran eurobonos y se aprobaran transferencias anuales permanentes a los países no competitivos. Un sueño en estos momentos.
Y ahora vayamos al caso de España. Cuando pensábamos que la ayuda financiera iba a ser suficiente para frenar las dudas sobre nosotros, en lugar de agradecer la ayuda y decir que vamos a cumplir nuestros compromisos a rajatabla, nos ponemos gallitos, decimos que hemos exigido la ayuda y nos vamos al fútbol a celebrarlo. La irritación que hemos originado entre nuestros socios es mayúscula, hasta el punto que la emperadora nos ha tachado de irresponsable, nuestro Almunia nos ha dicho a la cara que cerremos bancos y el BCE mira para otro lado cuando el bono español cae y el tipo de interés se dispara. Y todavía no se ha precisado si la deuda que emitiremos para el rescate financiero es preferente en relación con el resto de la deuda emitida, lo cual ha hecho que las agencias de calificación no bajen de rango hasta la tapadera del cubo de la basura. Con estos tipos tan altos, la refinanciación de la deuda va a ser muy cara y no cumpliremos nuestro compromiso de déficit público y, por tanto, nos caido otro rapapolvo del FMI exigiendo subida del IVA y bajada del sueldo de los funcionarios.
La política de salida de la crisis del Gobierno de Rajoy ha fracasado. Pensaba en que iba a generar confianza y el Consumo interno y la Inversión tirarían de la economía española, así subiría el PIB y la recaudación de impuestos, disminuirían los costes sociales originados por el desempleo, la confianza y los resultados aminoraría la carga financiera de la deuda, al bajar la prima de riesgo país, y el déficit se reduciría rápidamente. Pero ha ocurrido lo contrario, se ha originado más desconfianza y los resultados son los opuestos a los pretendidos como puede verse.  ¿Qué hacer?
Puesto que no podemos monetizar el déficit público, ni podemos seguir refinanciando la deuda de una forma que no origine más deuda, la única salida que ya nos queda es reducir rápidamente el déficit de una manera tan clara que los mercados financieros vean que vamos al fin en serio y rebajen la presión sobre nuestra capacidad para financiar la deuda en circulación. Ya no podemos hablar de competitividad, ni de modelo productivos ni de cambios estructurales ni de cosas importantes a medio plazo. Ahora se trata de alejarnos del fuego griego. Se trata de tener claro que nuestro problema es la deuda pública y que el problema no se arregla endeudándonos más, sino originando un superávit para pagarla. Por tanto, IVA arriba, gasolina e impuestos especiales arriba, nueva reducción en los gastos corrientes de las Administraciones Públicas y un sendero más rápido de ajuste. El ajuste lento nos terminará expulsando. La cuestión es, ¿si la sociedad española lo va a soportar? Necesitamos Pactos de Estado, Acuerdos Nacionales,....., lo que haga falta. Ya la mayoría parlamentaria no sirve para nada si no quieres un país incendiado. Y si seguimos negando la evidencia y esperando que las cosas se calmen entonces sólo nos queda durante muchos meses el tratamiento psiquiátrico: ansiolíticos y antidepresivos.

jueves, 7 de junio de 2012

Mejora el entorno

BUFFFFF¡¡¡¡¡¡¡¡, al fin mejora el entorno. Parece que hemos dado con una solución a la medida de nuestros problemas y algunos indicadores ya muestran que la economía española está haciendo sus ajustes. La opción entre el rescate a la economía española o la ayuda a la banca es fundamental que se haya resuelto por la segunda opción. El problema financiero de España es el fuerte endeudamiento de las empresas, los bancos y las familias, no tanto del Estado. Un rescate a España, hubiera resuelto las necesidades de refinanciación del Estado pero hubiera cerrado los mercados para las empresas y los bancos. Además, nos hubieran exigido más giros de tuercas en pensiones y recortes sociales y la sociedad está ya un poco en el límite de lo que puede aceptar sin montar una catarsis griega. La ayuda a los bancos a través del FROB, exigirá a las entidades que requieran fondos las contrapartidas y tendremos acotado el problema. Además el BCE ha dado a entender que rebajará el tipo de intervención próximamente y, lo que es más importante, ha asegurado liquidez total todo 2013. Esto significa que los bancos no van a tener problemas de liquidez, puesto que debían ya de devolver lo que le habían prestado. Estás dos noticias han mejorado los índices de Bolsa y la prima de riesgo país ha empezado a caer y así nos financiaremos mejor y todo empezará a circular. Pero lo más esperanzador es que nuestra Balanza por Cuenta Corriente ha presentado un déficit del 2,5% del PIB, cuando ha sido casi del 10% al principio de la crisis. A pesar de que la Cuenta de Renta presenta unos volúmenes de intereses muy elevados por la deuda externa, si elimináramos la factura del petróleo ya estaríamos en superávit (alguna vez deberíamos abordar nuestro sistema energético desde esta perspectiva y valorar la dependencia energética). Nuestra competitividad ha mejorado notablemente debido a la caída de los Costes Laborales Unitarios (Costes Salariales menos Productividad) y esta es la mejor noticia que podía esperarse porque detrás de ella vendrá lentamente la recuperación del empelo, que ya en mayo ha presentado algunos datos positivos. Esperemos que los mensajes que enviemos sean claros y únicos, que el Gobierno y la oposición presenten una posición común como está haciendo y que poco a poco la parte seria de este país, que es la mayoría, empiece a dejar ver su esfuerzo y su voluntad de salir de esta situación.   

sábado, 2 de junio de 2012

Malas vibraciones:

Esta es la sensación que hoy nos envuelve. Después de esperar un tiempo prudencial, hoy vemos que el esquema del Gobierno sobre cómo salir de la crisis no ha funcionado. Es evidente, que no ha conseguido, con el cambio de Gobierno y las medidas de los viernes, que la confianza retornara a los agentes económicos para que el Consumo y la Inversión tomaran el relevo del Gasto Público. Además en las últimas semanas parecemos griegos y todas nuestras afirmaciones pasadas sobre el control del déficit público y la solvencia del sistema financiero se han visto que son falsas. Y para colmo hoy tenemos la sensación que estamos aplicando ese dicho de que "cada palo aguante su vela". Del BCE nos mandan una andanada de reproches sobre cómo hemos llevado a cabo la reforma financiera, el Comisario Europeo pone en cuestión casi todas las reformas estructurales de las que el Gobierno estaba tan orgulloso, el Gobernador del Banco de España dice que le gustaría hablar pero que le han pedido que se calle, el expresidente de Bankia lanza más reproches aún cuando debería estar callado e incluso un presidente de uno de los bancos medianos dice que la intervención de Bankia atenta contra la competencia de un sistema financiero que oculta sus agujeros, no da crédito y se ha convertido en el principal problema de la economía española, precisamente por su manera de gestionar el crédito y la politización en la que han vivido. Malas vibraciones, eso es lo que tenemos. Seguramente el Presidente del Gobierno debería enfundarse esa camiseta de la selección española con el número 10, con la que hoy aparece en la prensa,  y empezar a robar balones al adversario y a dar juego a la economía española siguiendo las pautas de la UM, que es quien manda, pero puede que no sepa y también puede que parte de todos nosotros ya no queramos jugar. Dicen que un nuevo Gobierno tiene entre seis y nueve meses para cambiar las cosas. En nuestro caso ese tiempo ha terminado. La política de que cada Ministro tome sus decisiones y el Presidente se mantenga en la retaguardia ha fracasado. Ya no hablamos de cambio de modelo productivo, ni de mejorar la competitividad, ni de diseñar un modelo de país....., hablamos de defendernos, de echar balones fuera y tomar aire, de ir cada uno por su lado.  En democracia hay dos maneras de gobernar: con una mayoría suficiente y un liderazgo que genere confianza y anime a todos a caminar en una dirección o con un consenso permanente que evite el conflicto social a costa de mantener las relaciones de poder.  La esperanza de cambiar se está disipando. Queda pues la salida caótica, individualizada, ajena al juego en equipo, incierta.