viernes, 30 de marzo de 2012

No tenemos arreglo


Se amontonan los acontecimientos. Las elecciones andaluzas y la jornada de huelga y los comentarios y versiones que la han envuelto, dejan bien a las claras que hay una buena parte de los españoles que no está por la tarea. No quieren afrontar convivir en una economía global en la que hay que cambiar y competir sin tregua. No quieren estar en una Unión Monetaria que exige pagar las cuentas y vivir con lo que se genera. Prefieren un puesto de trabajo seguro con un horario regular a cambio de un salario y unas expectativas modesto. Les gusta además la independencia como país, no tener que rendir cuentas a nadie. No quieren ser empresarios bajo ningún concepto. Creen aún que la lucha de clases no ha terminado. Saben, no obstante, que este planteamiento es inviable en la situación de nuestro país. Quieren ser Alemania sin esfuerzo y te echan a la cara que no quieren ser China.... y no ven que incluso los chinos trabajan más.... Han sido unos días desoladores. Por otro lado, el Gobierno, sigue con los ajustes y lo que llama política reformistas, pero siguen de decirnos qué modelo productivo tienen en la cabeza para que pongamos todo nuestro esfuerzo en esa dirección. y ya empezamos a preguntarnos si, de verdad, ¿tienen un modelo? Nos gobiernan pensando  que simplemente limpiando el comedor y ordenando las sillas alrededor de la mesa, los platos se van a llenar de comida por arte de magia. No han entendido aún que sin devaluaciones no hay magia. Y, mientras, Italia nos ha dejado en la primera línea de ataque de los mercados financieros y todos se vengan de la osadía española en los años de la fiesta del ladrillo. La impresión hoy es que no tenemos arreglo y menos aquí al sur. Terminaremos 2012, con una nueva recesión de varios trimestres y mucho más paro y esperemos que, tras la huelga, no entremos en un proceso de balcanización mediática que reduzca el turismo, después de varias fotos en la prensa internacional de España ardiendo. Supongo que después de un 2012, los que siguen en la tarea de competir y mantener la visión global estarán más reforzados y el resto estará más indignado. Tendremos una España aún más dual, más diferenciada, más conflictiva, que generará un empleo muy selectivo y formado y con unos impuestos altos para mantener el bienestar del resto que pensará que así no tienen futuro. Tenemos que cambiar, tenemos que seguir animando a los demás a cambiar, a hacer las cosas bien, a cumplir con nuestras obligaciones, a buscar nuevos caminos, a centrarnos en la creación de valor, en las soluciones tecnológicas, en el espacio global. Afortunadamente: "la tierra es plana". Buscando fuera la solución a nuestros problemas sacaremos a España de dónde está. Ánimo campeones.  

martes, 13 de marzo de 2012

La añoranza del orden

Suenan las trompetas del apocalipsis. Con las primeras medidas del Gobierno y las expectativas sobre el resultado electoral en Andalucía, el fin del mundo se aproxima. "La ideología del neocapitalismo pretende desmontar el estado del bienestar, revertir la descentralización autonómica, iniciar una nueva transición, acabar con el proceso democrático, romper el pacto del sistema político actual y el escenario de paz social en el que vivimos, restaurar las desigualdades sociales", etc....  Generar miedo. Parece que nuestros políticos, cuando están en la la oposición, tienen la estrategia de que cuanto peor vaya el país mejor les irá a ellos. Lo último es denunciar esa delgada línea roja de las acciones del Gobierno, que pretende dar de lado a los agentes sociales y a cualquier intermediario social. Creo que quienes tocan estas trompetas apocalípticas, tienen una añoranza de un mundo pasado que no va a volver y de un orden, que si nos empeñamos en mantener, nos deja sin capacidad de reacción ante los cambios, sin descanso, de esta economía global en la que vivimos. Necesitamos acostumbrarnos a un mundo mucho más dinámico, en cambio permanente, en el que tenemos que adaptarnos de forma permanente y a gran velocidad. Podremos mantener valores comunes y una mínima política social irrenunciable, que vele por la igualdad de oportunidades y la atención a los más desfavorecidos, pero tenemos que aceptar una sociedad algo más desorganizada, más individualista, más ágil y flexible. La añoranza de un orden y una sociedad estática no encaja con nuestro tiempo y nos condena a la pérdida de bienestar y, además, el orden anterior nos ha llevado a la situación actual.