domingo, 21 de diciembre de 2014

La cuestión catalana.

Encuesta tras encuesta los datos muestran las tendencias del conflicto de la sociedad catalana. Creo que es un problema sin solución. En definitiva, nos movemos por incentivos y los actuales nos llevan al separatismo, a la independencia de Cataluña. Y en mi opinión son dos los incentivos que están impulsando la cuestión catalana.
Hace años asistí a una conferencia de uno de nuestros grandes historiadores, don Miguel Artola, reflexionando sobre "Las Españas" y sus regiones, me llamó la atención la opinión del profesor Artola afirmando que el modelo autonómico nos lleva a la independencia. En su opinión es un modelo que incentiva la reclamación permanente, la diferenciación de las demás comunidades autonómicas en base a mayores exigencias de competencia sin un límite preconcebido y, al no haber límite alguno y ante la ambición de mayor poder personal de los líderes autonómicos y el electoralismo cotidiano en el que vivimos, el resultado es siempre reclamar más financiación, más competencias, presentar afrentas comparativas y mostrar siempre lo que nos separa por encima de todo aquello que nos une.
En segundo lugar y como segundo incentivo está la educación. Una generación tras otra es educada en el nacionalismo catalán enfrentado al Estado español, y así, generación tras generación terminará existiendo una gran mayoría de ciudadanos con esta manera de pensar. Es inevitable. Es simplemente una cuestión demográfica. Si la mayoría de la opinión pública no se decanta hoy, por una cuestión de décimas según las últimas encuesta, por el separatismo, lo hará de manera mayoritaria dentro de algunos años cuando pueda votar una nueva generación de jóvenes que hayan recibido esta educación y haya desaparecido una generación de mayores.
Ante estas tendencias sólo el espacio de la Unión Monetaria está sirviendo de freno a la independencia de Cataluña. El coste de dejar la UM, el € y la desintegración de la economía catalana fuera del € de la economía española integrada en la UM supone una caída al vacío de un riesgo excesivo, incierto, mayúsculo.
También, como afirman algunos, podemos cambiar la Constitución para anular estos dos incentivos separatistas y marcar un nuevo proyecto unificador. La cuestión es si podríamos llegar hoy a un acuerdo sobre qué cambiar y qué no. En el período constituyente, del que tanto hablamos, la gran mayoría de los españoles estábamos de acuerdo sobre nuestro proyecto de país y por eso el Pacto Constitucional fue posible sin enfrentamientos. Hoy no parece tan claro este acuerdo y, mientras, los incentivos siguen inexorablemente marcando el camino de la sociedad catalana.

miércoles, 12 de marzo de 2014

El riesgo de la deflación.

Nuevamente volvemos a hablar del riesgo de la deflación y volvemos a sentir el pánico de una crisis a la japonesa. Desde el acuerdo del Hotel Plaza del G5, que revaluó el Yen un 50% en 1985, la economía japonesa no ha vuelto a levantar cabeza y en estos casi 30 años ha mantenido prácticamente el nivel de su PIB, mientras USA ha duplicado el suyo.  Han sido años de estancamiento con tasas de crecimiento erráticas y muchos años de deflación a pesar de políticas monetarias y fiscales ultraexpansivas. Veremos los resultados de las políticas de Shinzo Abe si consiguen sacar a esta economía de esta situación de estancamiento a largo plazo o de estado estacionario.
¿Existe el riesgo de deflación en la economía europea y en la española? Es normal que una economía estancada vea moderar la subida de precios. También que una economía que incremente su productividad pueda aumentar sus costes laborales, sin que suban sus Costes Laborales Unitarios y por tanto la presión a subir los precios se atenúe, como puede ser el caso de Alemania. También es lógico que una economía con una tasa de paro por encima del 25% y un crecimiento tenue, vea al fin que sus precios se moderan después de varios años en crisis profunda y con subida de salarios y precios poco razonables.
¿Pero existe ese riesgo?
Al final hay dos maneras de crecer. Una de ellas con políticas de Demanda expansivas (fiscal, monetaria o comercial) que permite crecer con inflación y otra con moderación de salarios y costes e incrementos de la productividad, que permite crecer con moderación de precios. Creo que si se sigue el primer modelo, como ha hecho la economía norteamericana o la economía británica, y los precios bajan, el riesgo de la deflación existe y es debido a que las políticas expansivas de Demanda no son suficientes para paliar la caída del Consumo y la Inversión por una caída de las expectativas de familias y empresas, que fue el caso de la economía japonesa. Pero si el modelo es el segundo, como ocurre en la UM, que se moderen los precios es lo que cabría esperar ante una falta de estímulo en las políticas de Demanda y es la manera de ganar competitividad ante la imposibilidad de alterar los tipos de cambio con la política comercial. Es cierto que la deflación mantiene los porcentajes de la deuda y quizás es poco aconsejable en este momento,  pero es el modelo de la UM.
¿Es correcto?
Cuando tu tejido productivo es flexible y competitivo, el primer modelo, que podemos denominar keynesiano, puede ser correcto, aunque origina déficit público y aumento de la deuda, además de la subida de precios, pero evita el paro masivo. Pero cuando el tejido productivo es rígido y poco eficiente y competitivo, el segundo es el que obliga a cambiar este tejido y es lo que deberíamos hacer entre todos con política de rentas y política estructural que son las que actúan en la Oferta Agregada. Y si no lo hacemos con un pacto social entonces el funcionamiento de la economía lo hace muy lentamente y con grandes sacrificios. Y en ello estamos en España.

miércoles, 19 de febrero de 2014

La regulación del sector electrico y los consejeros "independientes".

El debate sobre el cambio de regulación del sector eléctrico español, está poniendo de manifiesto las características de este sector estratégico. Entre las diferentes cuestiones que podemos considerar una de las más resaltadas por los medios de comunicación ha sido comprobar los numerosos consejeros independientes de las principales compañías que provienen de la política y el debate sobre si esto es o no adecuado. Indudablemente las personas que han tenido una actividad y responsabilidad política tienen el derecho de retomar su actividad profesional privada y es aconsejable que las empresas cuenten con su experiencia y conocimientos para la mejor dirección de las mismas. La cuestión es si es adecuado que se impliquen en sectores regulados por el Estado de manera que pudiera existir la duda de si sus nombramiento buscan incidir en la política del Gobierno en beneficio más de las empresas implicadas que del interés general.
Como es sabido el Análisis Económico es firme defensor del mercado como el sistema más eficiente de asignación de recursos; pero de un mercado que opere en una estructura de competencia perfecta: numerosos compradores y vendedores, bienes homogéneos, información perfecta por parte de todos los agentes intervinientes, no regulación y no existencia de barreras de entradas a nuevas empresas. No son muchos los mercados así, pero son numerosos los que cumplen bastantes condiciones aunque no todas. En general las estructuras más perjudiciales para alcanzar la mayor eficiencia del mercado son los monopolios y los oligopolios colusivos y este segundo caso es siempre difícil de probar.
Aunque el mercado en competencia es el mejor sistema de asignación, es un modelo que puede originar fallos, bien por el poder de mercado de algunos agentes, como es el caso del monopolio y el oligopolio colusivo, como se ha comentado, bien por la información privilegiada de unos agentes sobre otros o, también, por las externalidades, positivas y negativas, entre otras razones. En el caso del sector eléctrico hay dos externalidades que juegan considerablemente y motivan que los Gobiernos intervengan, unas en sentido negativo como es el caso de la contaminación y los residuos y otras en sentido positivo como es el beneficio social que supone que la electricidad llegue a todas las ciudades y pueblos y todos los ciudadanos tengan acceso a la misma.
Estas son las razones por las que los Estados intervienen en este sector y pueden hacerlo de muchas maneras y en su actuación pueden beneficiar a las empresas o a los consumidores. Quizás, por ello, sería conveniente que las empresas de sectores con un alto grado de regulación, se abstuvieran de nombrar entre sus consejeros a personas que tuvieran una canal de influencia privilegiada en las decisiones políticas.

viernes, 7 de febrero de 2014

Desigualdad y Economía Sumergida.

Dos noticias  nos han llamado la atención en días pasados: la economía sumergida se calcula que es el 29% del PIB,  10 puntos por encima de estimaciones europeas anteriores; y una segunda: la diferencia de ingresos entre los españoles que ganan menos y los que más ganan, se ha incrementado desde 5,5 veecs en 2007 hasta 7,2 veces en 2012, la mayor diferencia de los países europeos y muy por encima del indicador de Grecia o Portugal. ¿Qué nos está pasando?
En cuanto a la diferencia de ingresos, los salarios están relacionados con el valor que cada trabajador es capaz de crear. El ajuste del mercado de trabajo español se ha hecho con un desempleo masivo y no con un ajuste de salarios manteniendo el empleo. Los trabajadores que incorporan valor han mantennido sus puestos de trabajo e incluso han obtenido moderadas subidas de salarios. Los de baja cualificación han sido despedidos y reciben ingresos más bajos en forma de prestaciones por desempelo y en muchos casos, agotada ya la prestaciones, subsidios muy bajos. Y, además, aquellos que han vuelto a entrar en el mercado laboral lo han hecho a salarios muy inferiores, de ahí esta diferencia de ingresos entre unos y otros.
Por otro lado, las necesidades de ajustar los presupestos públicos ha incrementado la presión fiscal y al hacerlo ha incentivado el paso a la economía sumergida de muchas actividades para evitar el pago de cargas sociales e impuestos directos e indiretos. Es un camino un tanto inquietante que la curva de Laffer había vaticinado; de hecho la economía española es la economía que al entrar en recesión ha sufrido la mayor caída en la recaudación fiscal.
Esperemos que la reforma fiscal afronte esta compleja problemática. Con la reforma laboral no tuvimos demasiado éxito y el empleo que  estamos generando es mayoritariamente temporal, inadecuado en economías que quieran generar valor y tener salarios altos y empleos estables. Hay que hacer reformas pero deben ser las adecuadas y pensar en la reacción de los agentes económicos a las mismas. Tan difícil es diseñar una estrategia de éxito como después implementarla.

miércoles, 22 de enero de 2014

La Reforma Fiscal y el crecimiento.

Hoy nos encontramos en la prensa con las directrices del equipo de "sabios" del Ministerio de Hacienda en relación con la reforma fiscal que el Gobierno prepara. En principio los requisitos previos fijados pretenden no bajar la recaudación total con la reforma y aumentar la base de personas físicas y jurídicas que paguen impuestos para evitar gravar en exceso a los contribuyentes que actualmente pagan. Como líneas generales proponen reducir los impuestos directos (IRPF y sociedades) y aumentar los indirectos (principalmente el IVA). La porpuesta incluye también la intención de reducir deducciones en IRPF y Sociedades, bajar las Cotizaciones Sociales para compensar la subida del IVA y aumentar los impuestos especiales relacionados con el tabaco, el alccohol y la contaminación. En principio es una propuesta razonable en su conjunto atendiendo a los objetivos fiscales que se pretenden, pero deberíamos preguntarnos cómo afectan los diferentes impuestos al crecimiento económico, al empleo y a los precios.
Si dejamos de lado los efectos microeconómicos sobre mercadso concretos y nos centramos en el enfoque macroeconómico, el modelo de funcionamiento de la actividad económica a utilizar para considerar el impacto de la reforma sería el modelo de Oferta y Demanda Agregada. En este modelo el efecto de una bajada en el impuesto sobre las rentas es claro: afecta a la renta disponible, hace subir el Consumo y la Demanda Agregada y produce un incremento en la producción y los precios. En relación con los tipos interés  la subida de precios y la producción tensionarían al alza los tipos de interés y la subida de precios haría perder competitividad a la economía.
De otra parte, la inclusión del resto de impuestos en el modelo no está tan bien sistematizada. En principio las cargas sociales deben afectar a la Oferta Agregada. Si suben, desplazaría esta curva hacia arriba y aumentarían los precios y originaría estancamiento económico y paro. Y lo mismo podríamos pensar de una subida del IVA, desplazaría la OA hacia arriba con el mismo efecto en la economía nacional: recesión, paro y subida de precios. La propuesta del comité de expertos sugiere compensar la subida del IVA con una bajada de las cargas sociales, pero no parece que con un efecto neutro, en la medida que la subida del IVA debe compensar la reducción de los impuestos directos.
El efecto combinado de un desplazamiento a la derecha de la DA y hacia arriba de la OA nos dejaría un efecto ambiguo sobre la producción y el paro pero tendería a elevar considerablemente los precios de la economía en el corto plazo. A medio plazo el efecto de esta subida de la inflación sobre los salarios seguramente paralizaría el proceso de moderación salarial actual, que ha sido la base de nuestra mejora en la competitividad. Si el descenso de los impuestos directos es inferior a la subida de los indirectos, como es previsible, además de la subida de precios se originaría más paro y nos estabilizaríamos aún más en la recesión de la que parece que estamos saliendo. No parecen buenas noticas los resultados que nos da el modelo.
España necesita una reforma fiscal para que todos los ciudadanos y las empresas contribuyan y aporten al Estado los ingresos necesarios. Y es necesario que se reduzca la evasión fiscal,  la economía sumergida y la excesiva carga tributaria en una parte de la población que tiene todas sus rentas transparentes, pero toda reforma tiene efectos macroeconómicos que también hay que considerar y máxime en los momentos actuales. Esperemos que el comité de expertos considere estos efectos y el Gobierno simule con los modelos econométricos el impacto de dicha reforma.

domingo, 5 de enero de 2014

Las enseñanzas de la crisis (II): ¿cómo crecer?

Después de esta larga crisis y de las diferentes maneras que los distintos gobiernos han buscado para combatirla e iniciar una senda sólida de crecimiento, debemos concluir que la teoría económica al uso no tiene recetas comúnmente aceptadas para abordar un problema de esta magnitud y que, quizás, deberíamos intentar abordar esta deficiencia del análisis económico con urgencia.
La teoría económica intenta explicar la realidad y parece que esta vez la realidad nos ha desbordado.
El enfoque macroeconómico, que puede decirse nace con la Teoría General de Keynes en 1936,  se enfrentó a una importante crisis en los años 80 cuando con el modelo de DA keynesiano y su desarrollo de síntesis (el modelo ISLM) no pudo explicar el problema de la stagflation (inflación y paro simultáneos).  La academia se puso a trabajar y elaboró el modelo de Oferta y Demanda Agregada (OADA) que superó esta refutación empírica y nos ha permitido explicar la realidad durante muchos años con un modelo que a corto plazo (seis meses a dos años) explica bastante bien los determinantes del ciclo, tanto desde los cambios en la Demanda Agregada como de las alteraciones en la Oferta. Sin embargo, a medio plazo (dos a cuatro años) y según este modelo, el ajuste de precios esperados y de salarios garantiza nuevamente el pleno empleo. Las políticas de Demanda de corte keynesiano pueden facilitar este ajuste acortando el período para alcanzar el pleno empleo, tal y como está intentando el gobierno norteamericano y británico, pero la realidad es que el pleno empleo no llega y en aquellos países que están esperando el ajuste de la OA vía salarios, como son los miembros de la UM, los resultados son dispares, por eso aconsejan flexibilidad de precios y de salarios para facilitar la creación de empleo y el ajuste al pleno empleo en los países con mayor tasas de paro como ocurre en España.
Y....¿ a largo plazo? A largo plazo los modelo de crecimientos que utilizamos son completamente diferentes en su estructura al modelo OADA, aseguran el crecimiento agregando factores de producción (capital, tecnología, trabajo y recursos naturales) y sumando características positivas de naturaleza institucional, para garantizar el crecimiento. Y hay que decir, que los contrastes empíricos sobre la relevancia de unas u otras variables son dispares. Quizás lo más curioso de estos modelo es que no se derivan del modelo de OADA. surgieron en paralelo al modelo ISLM y establecieron una dicotomía de enfoque en el análisis macroeconómico entre el corto y el largo plazo.
Hoy nos enfrentamos a una crisis que ya ha superado el corto y el medio plazo y se encamina en algunos países a un escenario de largo plazo, sin que parezca que la economía se ajuste al pleno empleo. ¿Qué modelo debemos utilizar? ¿Qué nos está fallando? Es difícil de saber y las recetas desde el modelo OADA y el modelo de crecimiento a largo plazo pueden ser diferentes, e incluso en el modelo de OADA el ajuste a muy corto plazo y a medio plazo aconsejarían políticas distintas.... ¿qué se nos está pasando por alto...?
Creo que, cuando hablamos del pleno empleo, estamos suponiendo que siempre existe un tejido productivo, un conjunto de empresas, capaz de reaccionar a los estímulos de la DA y a los cambios en la OA. En el caso de la economía española, la crisis ha destruido algo más del 20% de las empresas existentes en 2007. Me parece que este supuesto de los modelos teóricos está resultando letal para nosostros. Simplemente con políticas de estímulo en la DA, podemos tirar de aquellos bienes y servicios no comerciables, que cada vez son menos. Flexibilizando el mercado de trabajo y moderando los salarios y los precios, haremos que las empresas existentes sean más competitivas y mejoren las exportaciones pero necesitamos más empresas, más grandes, mejores,.....  Es cierto que estamos asistiendo al nacimiento de una nueva cultura económica en nuestro país: el emprendimiento. Pero necesitamos que cuaje y para ello es imprescindible el crédito a las empresas, reducir trámites y costes de transacción, impuestos y cargas sociales moderados y flexibilidad en el funcionamiento de la actividad empresarial. Está surgiendo esta cultura pero tardará en hacer reducir el paro tan elevado que tenemos.
Si observamos la economía española desde el lado del mercado de trabajo un 26% de paro es excesivo y deberíamos bajar hasta la mitad quizás para decir que estamos en pleno empleo (Tasa Natural de Paro). Pero si miramos nuestra economía desde el tejido productivo.... ¿estamos en pleno empleo teniendo en cuenta las empresas que han sobrevivido a la crisis? Puede que sí y por eso nuestra senda de crecimiento va a ser tan modesta, tan estable, tan insuficiente en el corto plazo.