jueves, 28 de noviembre de 2013

¿Debe Alemania cambiar su política económica?

En estos día se ha debatido sobre la recomendación/exigencia de la Comisión Europea a Alemania para que realice una política económica más expansiva que reduzca su superávit exterior y tire del conjunto de las economías de la UM y especialmente de los países periféricos.
La previsión de crecimiento de la economía alemana para el año 2013 está en torno al 0,5%, si bien en el último trimestre creció un 1,3% en tasa trimestral anualizada.  Sus precios subiran a final de año un 1,6%, con un 6,9% de paro, que prácticamnente para ellos es pleno empleo, un superávit en la Cuenta Corriente de 247.000 millones de $, el 6.9% del PIB, un ligero superávit en las cuentas públicas del 0,1% del PIB y se financia a un tipo de interés del 1,735% cuando emite bonos a 10 años. ¿Por qué va a cambiar? Además si lo hace, en una situación de pleno empleo y con la política expansiva que está haciendo el BCE, corre el riesgo de que los precios se le descontrolen y pierdan la deseada estabilidad, un objetivo primordial para los alemanes.
La noticia nos trae a debate dos cuestiones importantes de política económica. La primera es si la UM es o no un área monetaria óptima y por tanto tiene futuro; y la segunda es el significado de un superávit en la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos.
Sobre la primera cuestión, los países, estados o regiones que tienen o adoptan una sóla moneda deben cumplir una al menos de estas dos condiciones: tener ciclos económicos parecidos y/o tener movilidad de factores. En estos últimos 15 años se ha puesto de manifiesto que el ciclo de los países centrales de la UM es muy diferente al de los países periféricos. Cuando en los primeros años de la década del 2.000 Alemania necesitaba una política monetaria expansiva, los países periféricos necesitaban un mayor control del crédito que hubiera evitado la burbuja bursátil e inmobiliaria. Ahora, cuando las economías centrales están ya estabilizadas, el resto requiere una política fiscal más suave e inversiones comunitarias en obra pública, innovación y capital humano que ayude a recuperar sus economías.
Ante  la exigencia comunitaria de rigor presupuestario y los limitados fondos europeos para inversiones, la segunda manera de mantener un área monetaria es con la movilidad de factores: los trabajadores parados de las zonas en recesión deben trasladarse a los espacios económicos más dinámicos. En cierta medida, la emigración europea de la periferia al centro se está produciendo pero en un volumen muy limitado debido a las diferencias culturales y de lengua entre los diferentes países que conforman la UM.
Si estas dos cuestiones se mantienen, cada vez que los ciclos se agudicen surgiran los problemas y tendremos una lucha de intereses nacionales en el seno de la Comisión y en el comité ejecutivo del BCE. La opción alemana es ferrera y clara, todos debemos seguir el ciclo de los países centrales y aprender aleman.
En relación con el significado del superávit en la Cuenta Corriente, un país que tiene este saldo sistemáticamente, como es el caso de Alemania o China, está en situación de enviar trasnferencias para ayudar a otros países, exportar capitales que ayudan a financiar a otros países o aumentar su posición en reservas internacionales. Y esto es lo que está haciendo Alemania aportando fondos a la UE y adquiriendo bonos de países deficitarios. En un momento en el que escasea el ahorro internacional, se le pide a Alemania que gaste más y que ahorre menos, dando por sentado que este mayor gasto irá directamente a los países de la periferia.
Es posible que en la alianza del partido en el Gobierno aleman  con el SPD para gobernar los próximos años, se introduzcan cambios en el gasto social o en las relaciones laborales, pero será difícil que Alemania cambie una política económica que le ha llevado al éxito después de haber financiado durante años al UE y haber sido capaz de llevar a cabo la costosa unificación alemana.
La economía alemana es un ejemplo a imitar, la cuestión es si podemos imitarla.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Deflación y Competitividad

La moderación de los precios españoles puede ser el resultado de una caída de la Demanda Agregada y/o  de un cambio en la Oferta Agregada como consecuencia de un descenso en los costes y de una mejora en la productividad. Los datos que tenemos en la DA apuntan a que el Sector Exterior sigue tirando fuerte, que el Gasto Público se modera muy suavemente y que el Consumo y la Inversión han iniciado una tímida recuperación. Parece pues que la moderación de precios y la temida deflación proviene más del ajuste de la OA y estaría originando una mejora en la competitividad de nuestro tejido productivo.
Como es sabido, la competitividad depende principalmente de cuatro factores: la productividad, los costes, los precios y el tipo de cambio. Sin posibilidad de un ajuste nominal en el tipo de cambio, la economía española lleva varios años realizando un ajuste real del que empezamos a ver algunos resultados. Los ajuste de plantillas han elevado la productividad (Valor Añadido /Horas de Trabajo) y la caída en los salarios (hoy se anuncia por el Ministerio de Hacienda que descendieron en 2012 un 2,5%) son la causa de la moderación de los precios y de la mejora de la competitividad.
Creo que el riesgo de deflación existe si la DAse va reduciendo sistemáticamente por un descenso de las expectativas de consumidores y empresarios que, como ha ocurrido en la economía japonesa en los últimos años, mantiene de manera permente DA sin pulso. Sin embargo, si la moderación de los precios se debe a un cambio en la OA, debemos estar más tranquilos en la medida que estamos haciendo lo único que podemos hacer en la estricta limitación de la política económica de la UE. Con precios moderados pagar la deuda acumulada es más difícil, pero si somos competitivos podremos pagar finalmente lo que debemos.
En el gráfico que se adjunta, pueden verse los puntos de equilibrio de la economía española entre 1997 y 2012. El PIB real en el eje de abcisas y los precios de los bienes en ordenadas. Sería por tanto el equilibrio en cada año de la DA y la OA. Llama la atención que en toda esta secuencia de tiempo siempre los precios han ido al alza, mientras el PIB ha tenido dos crisis en 1993 y 2008-2009 y, a pesar del alto desempleo ocasionado en ambas ocasiones, los precios siguieron subiendo. En el primer caso las sucesivas devaluaciones de la peseta originaron un ajuste nominal y al no estar acompañadas de políticas fiscales y monetarias restrictivas, en el intento de salir rápidamente de la crisis del 93, los precios siguieron subiendo. En la crisis actual, todo hace pensar que las prórrogas de los acuerdos salariales han seguido impulsando al alza la los salarios y los precios y, desmontado este mecanismo, los precios al fin se moderan.
Crecer con moderación de precios es el camino permitido por la UM y en ello estamos, pero así se crece muy lentamente y se genera empleo a cuentagotas.  Una única opción a la que no estamos aplicando.