domingo, 28 de octubre de 2012

¿Está ya ajustada la prima de riesgo de España?


Cuando estamos hablando de la prima de riesgo, como es sabido, nos estamos refiriendo a la diferencia entre el tipo de interés a 10 años de un bono español respecto a un bono alemán del mismo vencimiento. En la actualidad, España podría emitir bonos con vencimiento a 10 años al 5,584%, mientras que Alemania lo hace al 1,545%.  (Esta diferencia de unos cuatro puntos de interés, multiplicada por 100, nos da los algo más de 400 puntos básicos de la actual prima de riesgo.)
A la vista de estos datos, la primera pregunta que debemos hacernos es si, al margen de todos los improperios que queramos hacer sobre las agencias de calificación, es razonable que un ahorrador, por prestarle sus ahorros al Estado español a 10 años, le pida un 5,5% de interés anual, máxime dadas las condiciones de la economía española, en relación con la alemana, de déficit descontrolado, deuda creciente, paro masivo, larga recesión y diferencial de inflación respecto a los países con los que compite, principalmente Francia y Alemania.
La segunda cuestión, tiene que ver con la tasa de inflación de cada país y los tipos de intereses reales. En efecto en economía solemos distinguir entre el tipo de interés real y el nominal y, por lo general, le prestamos más atención al tipo de interés real que al nominal. Como es sabido el tipo de interés real es el tipo nominal menos la tasa de inflación. Calcular la tasa de inflación a 10 años es casi imposible puesto que estamos hablando del largo plazo y a largo plazo casi todo es posible en economía. Pero si suponemos que la inflación actual, que es el 3,4%, va a mantener, el bono español está pagando una rentabilidad real de (5.584-3,4) un 2,184%. ¿Es demasiado por un préstamo a 10 años a un país como España en la situación actual?
Es cierto que el tipo de interés a corto lo fija el Banco Central, en nuestro caso es el 0,75%, y sobre él los bancos se prestan entre ellos determinando el tipo de interés del interbancario, que en la actualidad es del 0,631, anticipando el mercado una rebaja del tipo de intervención; pero el tipo de interés a largo plazo se determina en el denominado mercado de fondos prestables y en este, considerando la economía global,  el tipo de interés real a largo plazo se determina cuando el ahorro global es igual a la inversión global más las necesidades de financiación de los Estados.
Quizás deberíamos empezar a acostumbrarnos al nuevo equilibrio global. Un equilibrio en el que el ahorro es escaso y las necesidades de financiación son considerable y es normal que el tipo de interés sea algo elevado. Sin duda una intervención del BCE puede alterar a corto plazo este equilibrio a largo plazo, pero la intervención no puede ser eterna sin que tarde o temprano los precios salten y como esto lo sabemos, la intervención no va a ser permanente.
Quizás la prima de riesgo esté ajustada y reflejando un nuevo equilibrio. Van a ser tiempos diferentes a los que hemos vivido en los años de la burbuja dorada y debemos empezar a aprender a convivir en el nuevo entorno global.

lunes, 15 de octubre de 2012

Centrando el objetivo: el Consumo y la Inversión.

Quizás estamos entrando en una situación un tanto dramática, conscientes ya de seguir un camino que no nos lleva a ninguna parte. La sombra indecisa del rescate por un lado y la amenaza de otra batería de recortes por otra, al no poder cumplir las exigencias europeas sobre el déficit público, están originando una sensación de desasosiego, incertidumbre y vértigo ante la caída libre. La gran mayoría se está convenciendo de que recortar por recortar sólo nos lleva a ahondar más en la recesión y esta caída de actividad reduce los ingresos fiscales, aumenta el déficit y exige nuevos recortes y, como consecuencia, la actividad económica sigue cayendo. Es una espiral hacia el abismo. Estamos tan knockeados que no vemos la puerta de salida y es sencilla de ver aunque difícil de traspasar. 
Digamos que hay dos visiones sobre la salida de la crisis. La visión de los "clásicos" y la de los "keynesianos". Los primeros, identificados más o menos con los partidos conservadores, piensan que ajustando rápidamente el déficit público, el ahorro y el crédito fluirá a la Inversión y al Consumo y la economía se recuperará, tras realizar algunas reformas estructurales para dar flexibilidad a la economía. Esta es la visión de los que ven la economía a largo plazo y suponen que el paro masivo y duradero es algo inevitable y un sacrificio que la regeneración económica exige. 
Los "keynesianos" socialdemócratas, en cambio, tienen una visión diferente. Siguiendo la frase de Keynes de "a largo plazo todos muertos", demandan una política fiscal más activa basada en pretender que el Gasto Público directo sea el componente único que tire de la Demanda Agregada, mientras seguimos contemplando como el Consumo y la Inversión se desploman. 
La realidad es que desde 2007 y hasta 2011, observando la base 100 del INE, el Consumo de las familias ha caído 10 puntos porcentuales, la Inversión 30 puntos y el Gasto Público ha subido 10 puntos, mientras que las Exportaciones Netas han mejorado 9 puntos (las Exportaciones han subido 6 puntos y las Importaciones han descendido 15 puntos). Pero el peso económico de estos componentes de la DA no es el misma, en la medida que en 2011, el Consumo suponía el 57,4% de la DA, la Inversión el 21,6%, el Gasto Público el 20,9%, las Exportaciones el 30,3% y las Importaciones el 31,1%. No parece que el Gasto Público por sí sólo pueda suplir la caída del Consumo y la Inversión y aunque las Exportaciones ha mejorado notablemente, la apertura al exterior de nuestras empresas no será suficiente para crear tres millones, al menos, de puestos de trabajos.
En mi opinión la postura keynesiana es imposible en el entorno de la UM, requeriría monetizar un elevado défcit durante años y obvia el tema principal que es pretender que el Consumo y la Inversión se relancen.
Por su parte la visión clásica adolece de un determinismo mesiánico cuando afirma con resignación eso de: "ya saldremos de esta crisis como lo hemos hecho de otras", cuando todos sabemos que esta crisis es diferente y que antes siempre salíamos devaluando la moneda. Con esta pasividad, esta visión, está generando una pérdida total de la confianza de familias y empresarios y será difícil así recuperar el Consumo y la Inversión, aunque el crédito se recupere y el despido se abarate.
La cuestión es cómo conseguir que el Consumo y la Inversión cambien la tendencia actual. Subiendo los impuestos a familias y empresas sin duda no. Generando incertidumbre por la inexistencia de una estrategia económica como país,  tampoco. Prometiendo leyes, que nunca llegan, para que la actividad empresarial se desarrolle con menores costes de transacción, no parece que sea lo más acertado. Presentando unos Presupuestos de recortes, sin incentivos al Consumo y la Inversión, no es la manera. El final de la restricción del crédito y la bajada del tipo de interés para familias y empresas ayudaría pero el rescate bancario no llega, el banco malo no liberará con rapidez los activos de los bancos españoles y, a todo ello, hay que sumar el desplome de la consideración ciudadana a las instituciones más relevantes del Estado y la crisis en la que ese mismo Estado y el sistema político está inmerso.  ¿Por qué vamos a consumir y a invertir si nos están generando una situación de desasosiego, incertidumbre e inseguridad? Centremos pues el objetivo, hablemos de cómo recuperar el Consumo y la Inversión lo más rápidamente posible. Hace unos meses, apareció la noticia de que el Gobierno chino, ante la caída de la demanda externa, había obligado a las familias chinas a consumir un 4,5% más. ¡Quién pudiera hacer ésto en nuestro país!