jueves, 5 de diciembre de 2013

Las enseñanzas de la crisis (I): los fallos del mercado financiero.

La multa de la Comisión Europea de 1.712 millones de euros a determinados bancos europeos y norteamericanos por manipular el mercado de derivados de tipos de interés, debería hacernos reflexionar sobre las enseñanzas que la crisis debería dejarnos, para no repetir determinados comportamientos. En este caso, los acuerdos entre determinados bancos ha influido en el aumento artificial del libor y el euribor, afectando a la mayoría de las hipotecas de los ciudadanos europeos que han pagado más intereses de los debido y beneficiando a los bancos que han mejorado así su cuenta de resultados.
Si algo ha dejado claro la naturaleza, principalmente financiera, de esta crisis ha sido que el mercado financiero incurría en numerosos fallos y, a su vez, que hemos dado una importancia extrema a los temas financieros en detrimento de los problemas reales de la economía.
Los mercados financieros, que antes de la crisis presuponíamos perfectos y eficientes, nos han dejado toda una casuística de situaciones que muestran su incorrecto funcionamiento en la asignación del crédito y en la gestión de la riqueza de los agentes económicos. En el caso del cártel constituido para alterar los tipos de interés de los derivados,  comprobamos situaciones de poder de mercado debido a un oligopolio colusivo constituido por el Deutsche Bank, la Societé Generale, RBS, JP Morgan, Citigroup, el broker RP Martin y UBS y Barclays, exculpados estos dos últimos bancos por avisar a la Comisión de fraude.
Junto a este fallo de mercado debido al poder de mercado y la falta de competencia, otro de los fallos que nos ha llevado a la crisis ha sido la falta de información de los activos financieros que se negociaban, en un porcentaje muy elevado derivados estructurados sobre otro conjunto de activos, con la connivencia de las agencias de ratings y las compañías aseguradoras de las emisiones.
También hemos registrado situaciones de riesgo moral, cuando los incentivos en la concesión de créditos y en la colocación de activos financieros emitidos incitaban a los intermediarios financieros a comportamientos de alto riesgo y elevada rentabilidad que no tenían un paralelismo en las posibles pérdidas que podía acontecer, cuyo coste recaía en otros agentes y finalmente en la cuentas públicas cuando el rescate de las instituciones financieras fue la única opción para salvar la riqueza de clientes, acreedores y accionistas.
Junto a este nuevo fallo de mercado, un problema de selección adversa, relacionado con el anterior, que hizo que se le concedieran créditos a personas y empresas que no podían devolverlos originando la descapitalización de las entidades con el aumento de la morosidad y la errónea valoración de los activos de balance.
Y, finalmente, un nuevo fallo conocido como el problema entre el agente y el principal, originado por la diferencia de intereses entre quienes gestionaban el banco y los propietarios del mismo, que ha afectado a numerosos bancos y ha sido especialmente escandaloso en las cajas de ahorros españolas e incluso ha llevado a un referendum en Suiza la posible limitación del sueldo de los directivos profesionales; un referemdum que habría tenido, de haberse producido en otros países, un resultado, seguramente muy diferente.
Son demasiados fallos que requieren una regulación especialmente compleja dado el carácter global del mercado financiero y la existencia de paraisos fiscales que ofrecen una regulación diferenciada. Y aún debemos poner de manifiesto cómo en la actualidad, las inyecciones de liquidez del BCE para ayudar a la recuperación de económica, los bancos españoles la están canalizando a la compra de deuda pública, son ya los principales tenedores de la deuda emitida por el Tesoro español, y no a aumentar el crédito, que es lo que la economía está necesitando.
Esta es pués una primera enseñanza de la crisis que no parece que hayamos aprendido. Los agentes del sistema financiero no parecen que tenga un comportamiento ajustado a lo que sería el buen funcionamiento de un mercado. Y esto es especialmente grave en unos intermediarios que tienen la importante función económica de gestionar la riqueza acumulada de familias e instituciones y asignar el crédito.

jueves, 28 de noviembre de 2013

¿Debe Alemania cambiar su política económica?

En estos día se ha debatido sobre la recomendación/exigencia de la Comisión Europea a Alemania para que realice una política económica más expansiva que reduzca su superávit exterior y tire del conjunto de las economías de la UM y especialmente de los países periféricos.
La previsión de crecimiento de la economía alemana para el año 2013 está en torno al 0,5%, si bien en el último trimestre creció un 1,3% en tasa trimestral anualizada.  Sus precios subiran a final de año un 1,6%, con un 6,9% de paro, que prácticamnente para ellos es pleno empleo, un superávit en la Cuenta Corriente de 247.000 millones de $, el 6.9% del PIB, un ligero superávit en las cuentas públicas del 0,1% del PIB y se financia a un tipo de interés del 1,735% cuando emite bonos a 10 años. ¿Por qué va a cambiar? Además si lo hace, en una situación de pleno empleo y con la política expansiva que está haciendo el BCE, corre el riesgo de que los precios se le descontrolen y pierdan la deseada estabilidad, un objetivo primordial para los alemanes.
La noticia nos trae a debate dos cuestiones importantes de política económica. La primera es si la UM es o no un área monetaria óptima y por tanto tiene futuro; y la segunda es el significado de un superávit en la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos.
Sobre la primera cuestión, los países, estados o regiones que tienen o adoptan una sóla moneda deben cumplir una al menos de estas dos condiciones: tener ciclos económicos parecidos y/o tener movilidad de factores. En estos últimos 15 años se ha puesto de manifiesto que el ciclo de los países centrales de la UM es muy diferente al de los países periféricos. Cuando en los primeros años de la década del 2.000 Alemania necesitaba una política monetaria expansiva, los países periféricos necesitaban un mayor control del crédito que hubiera evitado la burbuja bursátil e inmobiliaria. Ahora, cuando las economías centrales están ya estabilizadas, el resto requiere una política fiscal más suave e inversiones comunitarias en obra pública, innovación y capital humano que ayude a recuperar sus economías.
Ante  la exigencia comunitaria de rigor presupuestario y los limitados fondos europeos para inversiones, la segunda manera de mantener un área monetaria es con la movilidad de factores: los trabajadores parados de las zonas en recesión deben trasladarse a los espacios económicos más dinámicos. En cierta medida, la emigración europea de la periferia al centro se está produciendo pero en un volumen muy limitado debido a las diferencias culturales y de lengua entre los diferentes países que conforman la UM.
Si estas dos cuestiones se mantienen, cada vez que los ciclos se agudicen surgiran los problemas y tendremos una lucha de intereses nacionales en el seno de la Comisión y en el comité ejecutivo del BCE. La opción alemana es ferrera y clara, todos debemos seguir el ciclo de los países centrales y aprender aleman.
En relación con el significado del superávit en la Cuenta Corriente, un país que tiene este saldo sistemáticamente, como es el caso de Alemania o China, está en situación de enviar trasnferencias para ayudar a otros países, exportar capitales que ayudan a financiar a otros países o aumentar su posición en reservas internacionales. Y esto es lo que está haciendo Alemania aportando fondos a la UE y adquiriendo bonos de países deficitarios. En un momento en el que escasea el ahorro internacional, se le pide a Alemania que gaste más y que ahorre menos, dando por sentado que este mayor gasto irá directamente a los países de la periferia.
Es posible que en la alianza del partido en el Gobierno aleman  con el SPD para gobernar los próximos años, se introduzcan cambios en el gasto social o en las relaciones laborales, pero será difícil que Alemania cambie una política económica que le ha llevado al éxito después de haber financiado durante años al UE y haber sido capaz de llevar a cabo la costosa unificación alemana.
La economía alemana es un ejemplo a imitar, la cuestión es si podemos imitarla.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Deflación y Competitividad

La moderación de los precios españoles puede ser el resultado de una caída de la Demanda Agregada y/o  de un cambio en la Oferta Agregada como consecuencia de un descenso en los costes y de una mejora en la productividad. Los datos que tenemos en la DA apuntan a que el Sector Exterior sigue tirando fuerte, que el Gasto Público se modera muy suavemente y que el Consumo y la Inversión han iniciado una tímida recuperación. Parece pues que la moderación de precios y la temida deflación proviene más del ajuste de la OA y estaría originando una mejora en la competitividad de nuestro tejido productivo.
Como es sabido, la competitividad depende principalmente de cuatro factores: la productividad, los costes, los precios y el tipo de cambio. Sin posibilidad de un ajuste nominal en el tipo de cambio, la economía española lleva varios años realizando un ajuste real del que empezamos a ver algunos resultados. Los ajuste de plantillas han elevado la productividad (Valor Añadido /Horas de Trabajo) y la caída en los salarios (hoy se anuncia por el Ministerio de Hacienda que descendieron en 2012 un 2,5%) son la causa de la moderación de los precios y de la mejora de la competitividad.
Creo que el riesgo de deflación existe si la DAse va reduciendo sistemáticamente por un descenso de las expectativas de consumidores y empresarios que, como ha ocurrido en la economía japonesa en los últimos años, mantiene de manera permente DA sin pulso. Sin embargo, si la moderación de los precios se debe a un cambio en la OA, debemos estar más tranquilos en la medida que estamos haciendo lo único que podemos hacer en la estricta limitación de la política económica de la UE. Con precios moderados pagar la deuda acumulada es más difícil, pero si somos competitivos podremos pagar finalmente lo que debemos.
En el gráfico que se adjunta, pueden verse los puntos de equilibrio de la economía española entre 1997 y 2012. El PIB real en el eje de abcisas y los precios de los bienes en ordenadas. Sería por tanto el equilibrio en cada año de la DA y la OA. Llama la atención que en toda esta secuencia de tiempo siempre los precios han ido al alza, mientras el PIB ha tenido dos crisis en 1993 y 2008-2009 y, a pesar del alto desempleo ocasionado en ambas ocasiones, los precios siguieron subiendo. En el primer caso las sucesivas devaluaciones de la peseta originaron un ajuste nominal y al no estar acompañadas de políticas fiscales y monetarias restrictivas, en el intento de salir rápidamente de la crisis del 93, los precios siguieron subiendo. En la crisis actual, todo hace pensar que las prórrogas de los acuerdos salariales han seguido impulsando al alza la los salarios y los precios y, desmontado este mecanismo, los precios al fin se moderan.
Crecer con moderación de precios es el camino permitido por la UM y en ello estamos, pero así se crece muy lentamente y se genera empleo a cuentagotas.  Una única opción a la que no estamos aplicando.

sábado, 12 de octubre de 2013

La salida en W de la crisis.

Llevamos años hablando de la salida de la crisis y si salíamos en V o en W. Un vistazo a los datos puede que nos haga ser algo optimistas.
Como puede apreciarse en el gráfico, tanto en la crisis del 81 como en la del 93 no salimos en V, sino en W. Podemos apreciar una fuerte caída en estos años y después una aparente recuperación de dos años para después tener una  recaída menor y finalmente iniciar una senda larga recuperación. Si este comportamiento de la economía española se confirmara, en la crisis actual tocamos fondo en 2009, dos años de aparente recuperación (2010 y 2011), nueva entrada en recesión en 2012.
Y en la actualidad, ....., esperemos que iniciemos una larga senda de recuperación después del cierre de 2013 (entre -1.7 y -1.2) y si se cumplen las previsiones de 2014 que sitúan ya en positivo la tasa de crecimiento en un 0.7 % según el Gobierno.
También del gráfico podríamos sacar dos conclusiones más. Las tasas de crecimiento son cada vez menos elevadas, pero los ciclos parecen más largos.
Son simples comentarios a un gráfico, pero si creemos en los ciclos pueden marcar una tendencia.


domingo, 6 de octubre de 2013

Fraude Fiscal y Presupuestos Públicos

Desde mayo de 2010, hablar de Presupuestos del Estado en España es hablar de recortes y de subidas de impuestos. Las medidas tomadas por los diferentes Gobiernos han sido muchas, los grupos afectados numerosos y naturalmente surgen dudas sobre lo adecuado o no de estas actuaciones.
Así, por ejemplo, en lo que hace a los ingresos presupuestados para 2014, está previsto ingresar 66.181 millones de € por el IRPF. Imaginemos que el total de esta recaudación solo comprendiera rentas de trabajo y  consideremos que no se declarara nada por rentas de capitales, alquileres, etc.  Si tenemos en cuenta que actualmente trabajan 16,7 millones de personas, saldría a pagar a cada unos 3.962 € al año, es decir unos 330 € al mes, algo que estaría encantada de pagar una parte muy numerosa de los actuales contribuyentes.  Sin embargo, del total de la población ocupada, 13,7 millones son asalariados y sus ingresos son transparentes y el resto, empleadores y autónomos, tiene fuentes de ingresos más opacas. Si dividimos la recaudación del IRPF entre la población asalariada, entonces cada asalariado pagaría 4.830 e al año. Supongamos que restamos de los asalariados aquellos que tienen contratos temporales, por tener rentas muy bajas seguramente exentas, y que según la EPA del segundo trimestre de 2013 son 3,1 millones de trabajadores. En este caso cada asalariado con contrato fijo pagaría 6.243 € al año de media.
Fijémonos ahora en la recaudación prevista por IVA  y otros impuestos indirectos, que asciende a 40.734 millones de €. En España hay una población mayor de 16 años, potencialmente contribuyente de estos impuestos de 38,2 millones de personas. Esto significa que cada persona tributaría al año unos 1.066 €. Si consideramos que estos impuestos gravaran una media de un 20% de los bienes consumidos, significaría que cada una de estas personas consume al año 5.330 €. Esto nos daría un consumo total de 203.606 millones de €, cuando el consumo de la economía española fue en 2012 de 599.892 millones.
Estos cálculos son simplistas y burdos, pero creo que dejan claro que si queremos arreglar las cuentas del Estado español lo que tenemos que hacer no es subir los impuestos a los de siempre sino hacer que todos paguen lo que deben y esta es una de las reformas más importantes que necesitamos hacer. ¿Más inspectores y penas más duras? ¿Prohibir el pago en metálico? Puede ser, pero creo que así no llegaremos muy lejos. Lo que tenemos que hacer es generar incentivos para que todos obliguemos a los demás y a nosotros mismos a pagar lo establecido. ¿Cómo? Aunque sin duda hay otros agujeros negros fiscales importantes, y a modo de ejemplo , una de las fuentes de fraude proviene de los servicios pagados sin facturas que evitan el pago del IVA y a sus perceptores permite evadirse del pago del IRPF. Si todos pudiéramos desgravar un pequeño porcentaje de todos los servicios que pagamos a autónomos, pymes y profesionales, a cambio de incluir en la declaración el NIF de la empresa o autónomo, la cifra pagada y el IVA correspondiente, es seguro que pediríamos más facturas en nuestras compras y contratación de servicios y ampliaríamos la base de contribuyentes. Y así como este caso hay muchos otros que por la vía de los incentivos podría conseguirse que todos pagáramos unos impuestos razonables y las cuentas públicas obtuvieran unos ingresos suficientes para los servicios públicos que la población demanda.

jueves, 26 de septiembre de 2013

La crisis española: restos del naufragio.

Cuando parece que finalmente se ve luz al final del túnel y después de años de esfuerzos, sacrificios y decepciones, el avance de la Contabiliad Nacional del año 2012, disponible en la web del INE, nos permite evaluar los costes de la crisis y ser conscientes de los restos del naufragio.
El primer dato a analizar es que si consideramos que en 2008 el PIB en términos reales era 100 (1.087.788 € a precios corrientes), en 2012 ha pasado a ser de 94,6, perdiendo casi un 5.5%. En lo que hace a los componentes de la Demanda Agregada, el Consumo de las familias ha perdido un 8%, la Inversión ha caído un 30%, las Importaciones un 15% y las Exportaciones han subido un 15%. En la recuperación es de esperar que las Importaciones suban rápidamente aminorando los buenos resultados del sector exterior y es necesario que el Consumo y la Inversión inicien una senda de crecimiento basada en la mejora de las expectativas, la disponibilidad del crédito, tipos de intereses para los préstamos a familias y empresas más bajos y la reducción de los impuestos a las rentas medias y bajas para que suba la Renta Disponible y se anime el Consumo.
Contabilidad Nacional de España
Producto interior bruto a precios de mercado y sus componentes
Variaciones de volumen
Tabla 4.  Índices de volumen encadenados, referencia año 2008 = 100
2008 2012 (A)
Demanda
Gasto en consumo final100,094,4
 - Gasto en consumo final de los hogares100,092,5
 - Gasto en consumo final de las ISFLSH100,0101,0
 - Gasto en consumo final de las AAPP100,099,8
Formación bruta de capital 100,068,9
 - Formación bruta de capital fijo100,068,2
 - Variación de existencias y adquisiciones menos cesiones de objetos valiosos--
Exportaciones de bienes y servicios100,0110,5
Importaciones de bienes y servicios100,085,3
PRODUCTO INTERIOR BRUTO A PRECIOS DE MERCADO100,094,4
Oferta
Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca 100,092,8
Industrias extractivas; industria manufacturera; suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado; suministro de agua, actividades de saneamiento, gestión de residuos y descontaminación 100,096,9
Construcción100,063,8
Comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos de motor y motocicletas; transporte y almacenamiento; hostelería100,0100,9
Información y comunicaciones100,0108,5
Actividades financieras y de seguros100,087,3
Actividades inmobiliarias100,0102,9
Actividades profesionales, científicas y técnicas; actividades administrativas y servicios auxiliares100,0100,4
Administración pública y defensa; seguridad social obligatoria; educación; actividades sanitarias y de servicios sociales100,0105,4
Actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento; reparación de artículos de uso doméstico y otros servicios100,099,0
Impuestos netos sobre los productos100,083,9
PRODUCTO INTERIOR BRUTO A PRECIOS DE MERCADO100,094,4

Analizar los resultados de la crisis en el lado de la Oferta Agregada, nos muestra que la Agricultura ha perdido 8 puntos porcentuales, la construcción un 36% y las Actividades Financieras un 13% entre los sectores más afectados negativamente. Y para buscar incrementos significativos en la producción sectorial, tenemos que buscarlos en el sector de la Información y las Comunicaciones,que ha subido un 8%, y en el de las Administraciones Públicas que ha crecido un 5%. Al final de la crisis se habrá producido un proceso de crowding out, el Sector Público habrá desplazado a la Inversión.
Se ha iniciado una recuperación en el que no sabemos qué sectores serán capaces de tirar de la economía española y crear empleo y por eso la salida será tan lenta como todos vaticinan. Estamos haciendo reformas, de más o menos alcance, pero las estamos haciendo, pero no tenemos un modelo de crecimiento que aúne esfuerzos e incentivos en una dirección conocida y compartida por todos.

domingo, 7 de julio de 2013

Dinero, Renta y Riqueza: Empresarios, Financieros y Buscadores de Rentas.

Dinero, renta y riqueza, estos son quizás tres términos económicos que suelen utilizarse como sinónimos y que suelen generar confusión y hasta daño económico. Así, nos parece que lo importante es tener dinero y aumentar la riqueza del país, cuando lo importante para una economía es generar renta. Por lo que no deberíamos atender tanto a si el stock de riqueza sube o baja. Tener dinero, si debemos mucho más del dinero que tenemos, no nos hace ser ricos, sino tener liquidez. El dinero es un medio de pago que todos aceptamos y por eso tener dinero es tener liquidez; es poder intercambiar ese activo por cualquier bien o servicio.  Pero, evidentemente, el concepto del dinero lo invade todo y a veces origina que nuestros valores sociales y económicos se distorsionen. El dinero es un activo más y por tanto constituye parte de la riqueza individual, ya lo mantengamos en efectivo (dinero legal) o en una cuenta corriente (dinero bancario). También nos sirve para cuantificar nuestros ingresos: la renta mensual que recibimos como compensación por nuestro trabajo, los intereses de nuestros ahorros, los alquileres de nuestra propiedades o los beneficios empresariales. La renta, los ingresos, es pues lo que permite satisfacer nuestras necesidades y aumentar nuestro nivel de vida. Generar rentas es lo más importante para un país y tras esta generación de rentas suele estar la creación de empleo. Crecer significa generar más renta que el año anterior, no ser más rico. Deberíamos pues decir que la generación de rentas es el futuro de un país y no aumentar la riqueza.
La riqueza, es el conjunto de activos reales y financieros que tenemos. Por lo general se origina con el ahorro, es decir la parte de la renta que ganamos y no consumimos. También, en las sociedades más ricas, las herencias  familiares contribuyen a aumentar la riqueza. Otra forma tradicional, aunque lamentable, de aumentar la riqueza es apropiarse de ella mediante el robo o la corrupción. En el primer caso unos individuos se apropian de la riqueza de otros y en el segundo se apropian de los ingresos del Estado, que éste ha detraido mediantre impuestos de las rentas de todos los ciudadanos. Los individuos no se dejan robar fácilmente. Los Estados son diferentes, parece que lo público no es de nadie.
En los últimos años hemos vivido el engaño de creer que el incremento de la riqueza constituía el principal objetivo económico. Una Bolsa de Valores en ascenso o el incremento constante del precio de nuestras viviendas nos hacía sentir un falso sentimiento de prosperidad y las personas que intermediaban en ambos mercados, aparecían como los agentes económicos a imitar, al gozar de elevadas rentas y prestigio social, en menoscabo de aquellos otros que originan la mayoría de las rentas y el empleo como son los empresarios. Ha sido un ciclo en el que ha predominado lo financiero sobre lo real y la corrupción sobre la buena gobernanza.
Esperemos que en el nuevo ciclo que ahora empezamos distingamos con claridad a los empresarios de los financieros y a ambos de los buscadores de rentas, más dedicados a la especulación y a generar rentas mediante influencias, tratos de favor y prácticas corruptas. Construyamos un conjunto de valores sociales que potencie la generación de renta mediante la actividad empresarial y que no viva obsesionada por los índice bursátiles y por los altibajos de la contabilidad de la riqueza. Y que a su vez tenga claro que la búsqueda de rentas no es la manera adecuada de acumular riqueza, sino generando rentas salariales y empresaliare que trabajadores y empresarios deciden ahorrar para el futuro o para continuar con el proceso de inversión.

domingo, 30 de junio de 2013

Ser empresario.

Si una cosa está dejando clara esta crisis de la economía española es la necesidad que tenemos de reforzar nuestro tejido productivo: necesitamos más empresas y más empresarios. Los cambios en la legislación sobre los emprendedores y las diversas acciones que se están implantando bajo la denominación de "entrepreneurship", refuerzan esta línea común de actuación que apunta a la dirección correcta. Pero ¿en qué consiste ser empresario?
El análisis económico convencional no nos ha dejado una visión comúnmente aceptada al respecto y no ha dedicado demasiado esfuerzo a esta cuestión, aunque son muchos los autores que han realizado aportaciones sugerentes. Una de las razones esgrimidas ante esta falta de dedicación académica se debe a la dificultad de observar la actividad empresarial, así como a la adición de diferentes factores productivos en un mismo agente productivo. Por ejemplo es común que el empresario sea el propietario de su empresa, aunque también que, en las grandes coorporaciones, quienes desempeñen la función empresarial sean directivos contratados que no son propietarios de la empresa. También ha generado cierta confusión intentar reponder a la pregunta de ¿quién es el empresario?. Una cuestión que ha generado todo tipo de respuestas como: "el lider", "el patrón de la nave", "el que asume el riesgo", "el organnizador de la producción", "quién tomas las decisiones estartégicas",  "quién recibe el beneficio", "quién innova", etc... La realidad es que tipo de aproximaciones no ha sido muy fructífera y no ha servido para que tengamos una idea concreta sobre los empresarios.
El enfoque más fructífero ha venido al intentar explicar en qué consiste la función empresarial. La cuestión es saber qué hace el empresario independientemente de quién desempeñe esta función y si la desempeña una persona o un equipo de personas. Este enfoque suele concluir que la función empresarial es como un vector con cuatro componentes y cada empresario se centra más en uno de ellos o en varios a la vez.
El primer componente de la función empresarial fue desarrollado por Leibenstein, quién afirmaba que la función empresarial consiste en reducir las inficiencias que siempre existen en las empresas. Todas las empresas son ineficientes, siempre podemos hacer las cosas mejor. El empresario siempre está obsesionado con esta función. Una función muy relacionada con los costes de producción y en la que los sistemas de información abre enormes posibilidades de mejora en la actualidad .
El segundo componente fue elaborado por Knight quien afirmaba que el empresario es aquel que afronta la incertidumbre empresarial. El empresario no afronta el riesgo sino la incertidumbre. El riego lo afronta quien aporta los recursos financieros necesarios en forma de capital, que puede ser el mismo empresario si es a su vez propietario de la empresa. La función empresarial es más sutil, consiste en transformar una situación de incertidumbre en una situación de riesgo. Ante la incertidumbre del futuro no existen escenarios posibles, ni beneficios posibles ni asignación de probabilidades. El empresario es el agente que ante la incertidumbre predice escenarios posibles, estima beneficios posibles y asigna probabilidades conviertiendo la situación de incertidumbre en una situación de riesgo.  El propietario del capital será quien asuma el riesgo. En la economía global actual, esta función adquiere una especial dificultad, debido a la rapidez de cambio de los escenarios actuales y a la información masiva existente en la que basar la estimación del futuro.
La tercera teoría sobre la función empresarial es la atribuida a Schumpeter. La función empresarial consiste en innovar. Las tipologías de innovación son diversas y hemos ampliado el ámbito de esta teoría desde entender que para innovar es necesario unos departamentos específicos de I+D, hasta considerar que cualquier pequeña modificación en un envase es innovación. Schumpeter además de hablar de los innovadores escribia sobre los imitadores, una categoría que no ha gozado de muy buena prensa académica, aunque tan empresarios son unos como otros y han sido muchos los países que han salido de la pobreza imitando tecnológicamente a otros más avanzados. Sin duda las tecnologías de la información ha modificaco el perfil de los empresarios actuales y la propia idea de innovación y todos tenemos conocemos muchos ejemplos de empresas líderes creadas por empresarios innovadores en las diversas ramas de la economía digital.  Esta teoría de los empresarios de Schumpeter es la más conocida y aceptada, pero deja a la función empresarial en un estado complejo. El empresario aparece y desaparece. Sólo se es empresario cuando se innova, no en el resto del tiempo dedicado a la función empresarial y termina haciendo al empresario inobservable.
El cuarto componente de la función empresarial fue ideado por Kirzner y se ha ido convirtiendo en el más aceptado y generalista. La función empresarial consiste en detectar y captar las oportunidades de beneficios que siempre existen en los mercados. Los mercados, en contra de lo que afirma la teoría económica, rara vez están en equilibrio; siempre andan en procesos de ajustes y esto es así porque no todas las necesidades de los consumidores están satisfechas y necesidades insatisfechas son oportunidades de beneficios. El empresario es el agente perspicaz que está en constante situación de alerta para detectar estas oportunidades de beneficios y con su acción intentar captar estos beneficios antes que los demás. Nuevamente esta función adquiere un nuevo perfil con los sistemas de CRM y de business inteligence que permite detectar los deseos de los consumidores con un alcance inimaginable hace unos años.
Así pues, un empresario es aquel que desempeña alguno de los componentes del vector empresarial: reducir ineficiencias, afrontar la incertidumbre, innovar y detectar las oportunidades de beneficios. La calidad con la que desempeñe, uno o varios, de estos componentes de la función empresarial marcará la calidad del tejido empresarial y el número de empresarios, individuales o corporativos, el tamaño del tejido productivo. Y tanto la calidad como el tamaño del tejido empresarial serán las claves para salir de la crisis económica.

jueves, 6 de junio de 2013

Más empresas, más empleo.

Los datos de creación de empresas y empleo se van solapando. El paro registrado descendió en mayo en 98.265 personas dejando aún a 4.890.928 trabajadores buscando empleo, pero fue el mejor dato de dicho més desde hacía muchos años. Hoy aparece un nuevo dato del INE sobre creación de empresas del mes de abril: se han creado 8.938 nuevas empresas y se han disuelto 2.090.  Otro buen dato sin duda.
Nadie afirma que estos datos sean el inicio de una recuperación, que ya toca y, aunque son buenos datos,  un análisis más detallado de esta estadística no apunta cambio alguno sobre el modelo productivo del pasado. El 22,3% de las empresas creadas son del sector del comercio, el 19,1% de la construcción y el 12,2 de actividades profesionales.  En cuanto a las empresas disueltas, el 24,2% lo fueron del sector de la construcción, el 21,2% del comercio y el 12% de la industria y la energía. Son los sectores tradicionales de la economía española los que crean empleo y la industria la que va disminuyendo su peso en el tejido productivo.
En lo relativo a la caída del paro, fue la agricultura el sector en el que más cayó el paro, un 4,56%, seguido de la construcción con un 2,51%. El sector servicios vió caer el paro un 1,97% y la industria un 1,61%. Parece que la agricultura, la construcción y es de suponer que, dentro del sector servicio, el comercio y las actividades relacionadas con el turismo, son las actividades que están danso un respiro a la economía española,...., lo de siempre.
Además de estos datos, la estadística de creación de empleo nos debe hacer reflexionar. En el mes de mayo de crearon 1.283.261 nuevos contratos y de ellos sólo fueron contratos fijos 95.856 (un 7,47% del total, 2.493 contratos menos que en el mes anterior), y de ellos 51. 747 lo fueron a tiempo completo, siendo el resto contratos fijos a tiempo parcial y los denominados fijos discontinuos-. Como puede comprenderse el dato negativo fue el 1.187.405 de contratos temporales que se crearon (el 92,53% de los nuevos contratos).
Después de cinco años de crisis y de un Gobierno que no ha querido o no ha sabido marcar las pautas de un nuevo modelo de crecimiento, empezamos a tener datos esperanzadores pero que nos indica que no hemos cambiado demasiado. Crecen sectores y actividades donde los incrementos de valor y productividad son difíciles y se contratan mayoritariamente a trabajadores que van a ser despedidos y que, por tanto, no van a poder acumular capital humano en su vida laboral por empresas de nivel tecnológico mediano.  Volvemos donde estábamos. Sin duda lo hemos podido hacer mejor.

viernes, 31 de mayo de 2013

El contrato único.

Como es sabido desde hace varios años, gobernando aún Rodríguez Zapatero, un grupo de 100 economistas firmaron una propuesta a favor de simplificar la maraña de contratos y subvenciones existentes en el ámbito laboral y crear un único contrato de carácter fijo con indemnización por despido progresiva. Según algunas filtraciones, el anterior Presidente del Gobierno quedó convencido de la explicación que le hicieron algunos de sus autores y lo planteó en el Consejo de Ministros de esa semana, encontrándose con la oferta de dimsión de su entonces Ministro de Trabajo.
Meses después volvió a surgir esta idea cuando el PP llegó al poder y estaba elaborando su Reforma Laboral, cuyos resultados son conocidos. En la actualidad la propuesta vuelve a surgir desde un comisario europeo y cuenta con la negativa del PP, el PSOE, la CEOE, la UGT y CCOO, ...., una extraña alianza de intereses extraños.
¿Por qué siguen algunos economistas defendiendo este contrato? El contrato consiste en establecer un sólo contrato de carácter fijo para todos los trabajadores. En la dinámica de la vida laboral, si una empresa tuviera que despedir a un trabajador que llevara un año trabajando, lo indemnizaría con el equivalente al salario de 12 de días, si fuera despedido al segundo año, pagaría 12 días por el primer año y 14 por el segundo. Si fuera al tercer año, 12+14 más 16 por el tercero y así sucesivamente hasta llegar a un tope de 30 días o la indemnización que se considerara oportuna.
¿Qué se pretendía con este contrato? Puesto que la tercera parte de los contratos eran temporales, a 6 mese por lo general, esta medida quería acabar con esta elevada temporalidad. ¿Por qué era tan elevada la temporalidad? Un contrato temporal se rescindía en 6 meses con una indemnización de unos 8 días y si superaba el máximo de 2 años de renovación de este contrato temporal la indemnización era de 45 días, un escalón que incentivaba la elevada temporalidad que teníamos.
¿Es buena tan elevada temporalidad? Indudablemente no. Los trabajadores no adquieren capital humano al rotar en tantos trabajos diferentes y alternar meses de trabajo con meses de paro. Las empresas utilizan una tecnología muy básica al tener un tercio de sus trabajadores rotando y sin formación específica. La productividad del país (valor creado por hora de trabajo) es muy baja y reduce la competitividad y, además, ante una caída de la demanda, el mercado laboral responde con un paro masivo dejando expirar estos contratos y no volviendo a sacarlos. En fin, lo que hemos visto en estos últimos años de crisis.
Una de las críticas al contrato único ha venido por la posible inconstitucionalidad del mismo debida a la causalidad del despido. Tiene que haber una causa para despedir y hay que diferenciar el despido procedente del improcedente.  Para evitar esta posible inconstitucionalidad, los economistas han respondido que se pueden establecer dos escalas igualmente progresivas. Una para el despido procedente con menos indemnización y otra más elevada e igualmente progresiva para el despido improcedente.  Otra crítica ha sido la posible dualidad que se originaría entre los nuevos contratos y los trabajadores existente con contratos fijos y derecho a 45 días de indemnización.  Esta cuestión la ha salvado el PP abaratando el despido a 33 días y a 20 en procesos de ERE.
El resultado de la reforma actual es que el mercado laboral va a superar ampliamente los seis millones de parados EPA, que el contrato de emprendedores ha sido un fracaso y que volvemos a contratar con carácter temporal en medio de un marasmo de modalidades contractuales y de subvenciones a veces incomprensibles. Seguramente los abogados laboralistas,  las Magistraturas de Trabajo, los académicos de la disciplina, los consultores laborales y las múltiples gestorías, preferiran el sistema actual, pero si queremos crear actividad y empleo, tenemos que simplificar el marco productivo de la economía española y da la impresión que el contrato único era una buena idea en esta dirección.

lunes, 25 de marzo de 2013

Planes de Estabilización: una nueva versión.


Hay muchos ejemplos de Planes de Estabilización económicos desde los años 70. El Plan Cavallo en Argentina, el de Cardoso en Brasil o el de Boyer en España, entre otros.  Los países se ven avocados a estos planes cuando después de un ciclo expansivo intenso, con subidas de precios o estallidos de burbujas financieras o inmobiliarias, presentan déficits gemelos (fiscal y exterior),  inician una recesión del PIB, que incrementa el paro, y la deuda externa y las necesidades de financiación corriente, requieren ayuda externa para atender las obligaciones financieras, mientras el mantenimiento de los tipos de cambios se hace insostenible.
Por lo general un Plan de Estabilización requiere entre uno y dos años para empezar a dar frutos y suelen diseñarse con políticas tanto sobre la Demanda Agregada como sobre la Oferta. Las políticas de Demanda conllevan una fuerte devaluación de la moneda para ganar competitividad y solucionar el déficit exterior. En paralelo es necesario realizar una política monetaria restrictiva que controle la inflación para evitar que la ganancia de competitividad, vía devaluaciones, se neutralice con la subida de precios. Y, finalmente, la política fiscal debe ser restrictiva para aminorar el déficit público y hacer la financiación de la deuda pública más plausible. Por lo general el FMI suele facilitar estos Planes con ayudas financieras en divisas que contribuyen a estabilizar la nueva paridad de la moneda y refinanciar la deuda externa. Ni que decir tiene que una política de esta índole, hasta que el sector exterior empiece a tirar de la economía, origina de inmediato un incremento del desempleo y agudiza la recesión.
Pero las medidas de los Planes de Estabilización no terminan ahí. Hay que actuar también sobre la Oferta Agregada. Suelen ser necesarias políticas estructurales que mejoren el funcionamiento del tejido productivo de carácter industrial, tecnológico, financiero, educativo y laboral; siempre inspiradas en aumentar el grado de competencia de los mercados y dotar de una mayor flexibilidad al sistema. Adicionalmente un Pacto de Rentas ayuda a moderar los salarios para mejorar la competitividad y moderar la inflación, reparte los costes del ajuste al moderar los beneficios empresariales y ayuda a crear un clima de comprensión en la necesidad del ajuste y a mejorar  la confianza de familias y empresas.
La salida de estas situaciones es larga y costosa. Después de un año largo de ajuste, de recesión y paro, se empieza a realizar una política monetaria más expansiva y el crédito mejora, al no requerir el Estado todos los recursos financieros para financiar el déficit público, que debe estar ya controlado. Las exportaciones empiezan a tirar de la economía y el Consumo interno y la Inversión recuperan la demanda, la producción y el empleo.
La cuestión que debemos plantearnos después de esta introducción, algo larga, es ¿que estamos haciendo en España y en buena parte de los países de la UM denominados periféricos?
Naturalmente, no ha habido devaluaciones, la política monetaria sigue siendo expansiva y en general los precios suben, el ajuste fiscal está siendo muy lento debido a la presión social y a la negativa de la clase política a reducir el marco institucional que ha creado; los Pactos de Rentas no se han planteado y las reformas estructurales son tímidas hasta el momento, al menos en la economía española y a pesar de lo que cree el Gobierno.
La realidad es que estamos llevando a cabo un Plan de Estabilización incompleto basado en un largo parón económico que reduce importaciones, aumenta el paro y esto modera los salarios ganando así competitividad. De momento las Exportaciones ya están respondiendo. El ajuste fiscal y la reforma financiera terminarán dejando crédito disponible para familias y empresas y finalmente el Consumo y la Inversión mejorarán. Pero nos va a costar mucho tiempo regenerar el 20% del tejido productivo que hemos perdido y la alta tasa de paro que sigue generandose.
Es una nueva tipología de Plan de Estabilización. Ante la imposibilidad de las devaluaciones, hay que ganar competitividad vía costes; y en ausencia de Pactos de Rentas, sólo una elevada y pertinaz tasa de paro nos convencerá de que aceptemos salarios más reducidos. Y, salvo que imaginemos instrumentos diferentes en el seno de la UM, esto es lo que nos deparará el futuro cuando tengamos que ajustar una economía. Cuando salgamos de esta, más nos vale no volver a gastar lo que no tenemos.

jueves, 14 de marzo de 2013

Austeridad vs. Estímulo.


Este puede ser uno de los debates más interesantes que podemos considerar en la actualidad y que enfrenta dos maneras de afrontar la crisis con casos que permiten visualizar la diferencia de ambas políticas. Del lado de los países que intentan superar la crisis económica mediante las políticas de estímulos tenemos a USA, Japón o el Reino Unido.  Del otro lado el ejemplo más significativo son los países que integran la Unión Monetaria. Los primeros son países con monedas con tipos de cambio flexibles, que pueden ganar competitividad mediante depreciaciones de sus tipo de cambio, y con gobiernos competentes para realizar una política fiscal para toda la economía nacional. Los segundos constituyen un área comercial muy heterogénea, con fuertes relaciones económicas internas, una única moneda, con competencias fiscales dispersas entre todos los gobiernos y un modelo para la toma de decisiones de política comunitaria, enormemente complejo, en el que prevalece, en la actualidad, el criterio del país con mayor peso económico: Alemania.
Pero al margen de estas características evidentes, detrás de esta disyuntiva entre austeridad y estímulo, existen dos concepciones de cómo deben funcionar los países y en ambos casos tienen una concepción, digamos keynesiana, del funcionamiento económico. Keynes pensaba que la Demanda Agregada era lo importante. Como es sabido, la DA tiene cuatro componentes: Consumo, Inversión productiva, Gasto Público y Exportaciones de bienes y a todo ello hay que restarle las Importaciones, que aminoran la Demanda Interna. Para Keynes, las situaciones de crisis debían superarse lanzando la DA y no esperando el ajuste automático a largo plazo:  "a largo plazo todos muertos" fue su frase inmortal. Y aquí es donde encontramos la primera diferencia clave entre ambas concepciones de hacer política económica. Los países que practican el estímulo llevan a cabo políticas fiscales expansivas, principalmente incrementando el Gasto Público. Esto termina produciendo, en primer lugar, lo que conocemos como "crowding out"; una estructura de la DA en la que el Gasto Público gana peso en la economía en detrimento de los componentes del sector privado. Países como USA, Japón o R.U., tienen actualmente déficits públicos del 7, 10 y 8 % de sus PIB; y una deuda pública acumulada del 110, 214 y 105 % del PIB respectivamente. Esta, digamos, es la concepción puramente keynesiana de cómo superar la crisis. Keynes no llegó a ver los efectos del fuerte endeudamiento público. Monetizarlo  aumenta el riesgo de la inflación y la experiencia de los años 70 e inicios de los 80, fue suficientemente dolorosa para seguir este camino.  La otra opción no es otra que financiar este déficit anual y la deuda que año tras año va acumulándose. Esta opción capta el crédito existente, sube el tipo de interés de los préstamos e impide que el Consumo y la Inversión mejoren y el sector público expulsa, como hemos dicho, al sector privado de la economía. A esto hay que añadir que países como USA, emisor de la divisa mundial, Japón, con un superávit en su cuenta corriente y una elevada tasa de ahorro, y R.U., con Londres como principal sede de los mercados financieros, suelen refinanciar su deuda pública con relativa facilidad a costes razonables.
La otra concepción de cómo debe estar estructurada la DA es la conocida como el "crowding in", consiste en apartar al sector público para que el crédito fluya a las familias y las empresas y el Consumo y la Inversión tiren de la economía. En el caso de Alemania, su déficit público es inexistente y su deuda pública emitida es del 88 % de su PIB. Pero todos los países de la UM no son como Alemania y aquí es donde surge el debate de cómo articular una política económica que nos saque de la crisis. Alemania impone seguir la senda del "crowding in", en primer lugar por que considera que es lo correcto y en segundo lugar porque iniciar una política de estímulo, haría incrementar su deuda nacional para pagar el posible crecimiento (o el despilfarro, según ellos) de países con políticas de gasto que consideran excesivas. Pero el resto de países están fuertemente endeudados y cualquier mejora en el crédito y en la renta disponible lo dedican a pagar sus deudas y no al Consumo o la Inversión productiva, por lo que la Demanda Agregada sigue desplomándose y las expectativas de familias y empresas hacen que el Consumo y la Inversión sigan cayendo y el paro aumentando.
Además y al margen de esta visión keynesiana de la economía en la que todo depende de la DA, la crisis de los años 70 y los procesos de "satgflation" en los que nos vimos sumidos con fuertes subidas del paro y la inflación de forma simultánea, nos planteó que el modelo keynesiano debía ser completado ante su falta de respuesta a este fenómeno de la estanflación. Así empezamos a pensar que la Oferta Agregada era también importante y que si conseguimos hacer política de rentas, que modere salarios y márgenes empresariales, y política estructural, que mejore la productividad de la economía y de flexibilidad a sus mecanismos de funcionamiento, habremos conseguido crecer sin inflación y podemos permitirnos tener subidas salariales que no resten competitividad.
Naturalmente, hacer políticas de estímulo que tiren de la DA cuando la OA es dinámica y responde a estos estímulos, como es el caso de USA o Alemania, es una buena política para salir rápido de la crisis. Pero si lo que no funciona es la OA, porque la estructura económica en inflexible y poco productiva, hacer políticas de estímulo es una solución puntual que no soluciona nada, eleva el déficit e incrementa la deuda, hace subir el tipo de interés y el Estado absorbe todo el crédito existente. Y el ejemplo de la economía española de la última legislatura es claro.
Pero mientras el paro sube y el malestar social presiona.
España está haciendo lo equivalente a un plan de estabilización sin poder devaluar la moneda y, en mi opinión, sin abordar a fondo los cambios en la OA que necesitamos con políticas estructurales y con políticas de rentas que faciliten la transición. El camino emprendido es el adecuado en el entorno de la UM que vivimos y teniendo en cuenta nuestras posibilidades de financiación. Aunque seguimos sin saber cuál es la estrategia de país que queremos. Los planes de estabilización suelen durar un par de años hasta que se empiezan a ver los fruto. Pero son dos años muy duros. Y en ello estamos, mejorando algunos aspectos de la economía productiva que esta reaccionando y saldadno nuestra cuenta corriente, atrayendo inversiones externas por la flexibilidad y la moderación salarial.... Pero el paro va a seguir muy alto demasiado tiempo.

jueves, 14 de febrero de 2013

Corrupción: La densa niebla.


Sólo cuando el sol levanta la niebla y el día aclara, percibimos como es el paisaje. Vemos entonces como se financian los partidos políticos, las actividades económicas que se realizan sin pagar IVA, los trabajadores que se contratan sin estar dados de alta para no pagar la cotizaciones sociales, las ayudas al desempleo y pensiones que se cobra por personas que están trabajando en la economía sumergida, los contratos y licencias que se obtienen con las diferentes administraciones públicas gracias al tráfico de influencia, los tratos de favor y el soborno, el uso particular e incluso en actividades delictivas de los fondos públicos... , y nos preguntamos en qué país vivimos. Y, quizás, si todos somos iguales. Si aceptaríamos pagos en B si alguien lo propusiese, si dejaríamos de pagar el IVA si fuera posible, si ocultaríamos ingresos en el impuesto de renta si nadie se enterase, si recurriríamos multas de tráfico por infracciones que sabemos que hemos cometido, si copiaríamos en cualquier tipo de examen...
Un libro de Francis Fukuyama (La confianza (Trust) 1995), nos advertía que hay países en los que en las relaciones entre los individuos impera la confianza y que esta supone un enorme capital social y un fuerte factor de crecimiento, mientras que en otros países el Estado regula en exceso estas relaciones porque se supone que el engaño impera en cualquier tipo de transacción.... ¿Cómo es nuestro país? Y qué podemos suponer que ocurre cuando quien regula a tanto desconfiado es el primero que engaña.
Después la niebla vuelve a bajar y dejamos de percibir lo que ocurre... Nos escudamos en la presunción de inocencia de quien maneja el dinero de todos, en la imposibilidad de la justicia de demostrar lo que realmente ha ocurrido y se exoneran responsabilidades.... La niebla densa cae y volvemos a la rutina diaria. Ahora, en plena crisis, en los días claros, nos enfadamos más, cuando vemos todo esto, porque nos están subiendo los impuestos y pagamos todos por los desmanes de quienes decían que actuaban persiguiendo el bien público. Pero en unos días la niebla volverá a ser densa.
¿Podemos construir un país de días claros?

jueves, 24 de enero de 2013

¡Adiós a los brotes verdes!


Algunos indicadores adelantados y otros de coyuntura parcial podían hacernos creer que se podía vislumbrar una luz en el horizonte. La previsión del Banco de España de caída del PIB un 0,6% en el cuarto trimestre y los datos de la EPA de ayer 24, dejan a las claras que, lejos de iniciar una tenue inflexión al alza en el segundo y tercer trimestre, los datos de final de año nos sumergen nuevamente en una tendencia a la recesión.
La economía española, al igual que ocurrió en el segundo trimestre de 2010, responde rápidamente a los recortes del Gasto Público y a la subida de Impuestos con una contracción del consumo y la inversión. Cada vez que parece que se va a iniciar la recuperación, los ajustes impuestos por Bruselas paralizan la Demanda Agregada y agravan la destrucción de empleo. En este último trimestre es el desempleo público el que más se está destruyendo y aún nos queda, para el primer trimestre de 2013, el paro que va originar la reestructuración del sistema financiero.
Las cifras de la población ocupada desde el inicio de la crisis son de impacto y eso que los autónomos han aumentado en 2012 y los asalariados público han estado aumentando durante todos los años de la crisis hasta el pasado año:
EPA - Ocupados por Situación Profesional      
 200720082009201020112012
Empleadores1117,91165,41073,31026,5941,6913,3
Autónomos2167,42125,11917,61889,91879,51965,4
Asalariados Públicos29132958,73062,13129,631903013,5
Asalariados Privados1384713722,612618,612217,211915,511228,2
De momento, las reformas del Gobierno no están consiguiendo ni evitar la recesión, ni generar empleo alguno, ni animar el Consumo y la Inversión. Si cuando aparezcan los datos del déficit público se supera el 7%, habrá que pensar ya seriamente si esta mezcla de recortes a medias y falta de modelo alguno de crecimiento nos lleva a alguna parte. E incluso si la reforma laboral debe volver a ajustarse siguiendo otros parámetros más en la línea de simplificar las relaciones laborales con un único contrato con indemnización por despido progresiva a los años trabajados, de manera que se promueva más los nuevos contratos fijos que despedir barato.
De momento, estamos consiguiendo financiarnos más fácilmente, y es de agradecer, pero seguir en recesión con desempleo creciente supone más costes sociales y si el déficit no se termina de ajustar volveremos a situaciones de vértigo.  Y todo ésto en una coyuntura de corrupción masiva e intentos de secesión que nos impide mirar con serenidad y acierto a medio plazo. 


miércoles, 9 de enero de 2013

¿Es la sanidad un bien público?


Pues, aunque parezca extraño,  la sanidad no es un bien público, es un bien privado al igual que la educación, y quizás aclarar esta cuestión ayude a evitar perdernos en debates un tanto absurdos como los que estamos sufriendo con la privatización de hospitales. Para el Análisis Económico, un bien público es aquel que tiene dos  características: no es un bien rival y no es un bien excluyente. La primera característica significa que producir una unidad adicional del bien no cuesta nada, decimos que su coste marginal es cero. La segunda implica que no podemos impedir que cualquier persona sin pagar nada disfrute de él. El ejemplo clásico es el faro en un acantilado: que lo vea un barco o cien no supone coste adicional alguno y, además, no podemos controlar que un barco lo vea y otro no. Estas características hace que la iniciativa privada no quiera producir este tipo de bienes, en la medida que no puede cobrar por ellos a quienes los están disfrutando. Por todo ello, los bienes públicos se consideran un fallo de mercado y requiere que el Estado intervenga, si se considera que es bueno para la sociedad dotar de estos bienes a sus ciudadanos.
Como puede comprenderse, ni la sanidad, ni la educación son bienes públicos. Una cama adicional de un hospital tiene costes y un tratamiento para una enfermedad también, al igual que un puesto escolar más.   Además, podemos delimitar con exactitud qué paciente va a disponer de una cama en la UCI y quien no, así como quién accede a la formación universitaria y quien no.  Entonces,  ¿por qué se les llama bienes públicos y diversos colectivos se manifiestan cuando se privatizan? La cuestión radica en que si se dejara al libre mercado que asignara cantidades y precios en sanidad y educación, el equilibrio al que se llegaría sería inferior al deseable y muchas personas sin recursos se quedarían sin ellos; y se estima que una mayor cantidad de bienes de sanidad y educación son buenos tanto para los individuos que los disfrutan como para la sociedad en su conjunto (a esto se le denomina una externalidad positiva). La educación y la sanidad son bienes privados, pero preferentes, en la medida que se desea que se produzcan para todos los ciudadanos en muchos países, y pueden producirse por entidades públicas o por empresas privadas; lo relevante, no es quién los produzcan, sino que se haga en las cantidades que la sociedad desea, para aquellos que estime más conveniente y que lógicamente se puedan financiar de la manera en que se quiera: impuestos, copagos, etc.
Por        que las Administraciones Públicas gestionen hospitales, colegios o universidades, la educación y la sanidad no son bienes públicos o no. Son siempre bienes privados y la cuestión que debemos plantearnos es si la cantidad, la calidad y el coste de estos bienes mejoran si lo produce el Estado o empresas privadas y cómo financiar su coste.