martes, 13 de marzo de 2012
La añoranza del orden
Suenan las trompetas del apocalipsis. Con las primeras medidas del Gobierno y las expectativas sobre el resultado electoral en Andalucía, el fin del mundo se aproxima. "La ideología del neocapitalismo pretende desmontar el estado del bienestar, revertir la descentralización autonómica, iniciar una nueva transición, acabar con el proceso democrático, romper el pacto del sistema político actual y el escenario de paz social en el que vivimos, restaurar las desigualdades sociales", etc.... Generar miedo. Parece que nuestros políticos, cuando están en la la oposición, tienen la estrategia de que cuanto peor vaya el país mejor les irá a ellos. Lo último es denunciar esa delgada línea roja de las acciones del Gobierno, que pretende dar de lado a los agentes sociales y a cualquier intermediario social. Creo que quienes tocan estas trompetas apocalípticas, tienen una añoranza de un mundo pasado que no va a volver y de un orden, que si nos empeñamos en mantener, nos deja sin capacidad de reacción ante los cambios, sin descanso, de esta economía global en la que vivimos. Necesitamos acostumbrarnos a un mundo mucho más dinámico, en cambio permanente, en el que tenemos que adaptarnos de forma permanente y a gran velocidad. Podremos mantener valores comunes y una mínima política social irrenunciable, que vele por la igualdad de oportunidades y la atención a los más desfavorecidos, pero tenemos que aceptar una sociedad algo más desorganizada, más individualista, más ágil y flexible. La añoranza de un orden y una sociedad estática no encaja con nuestro tiempo y nos condena a la pérdida de bienestar y, además, el orden anterior nos ha llevado a la situación actual.
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