Desde mayo de 2010, hablar de Presupuestos del Estado en España es hablar de recortes y de subidas de impuestos. Las medidas tomadas por los diferentes Gobiernos han sido muchas, los grupos afectados numerosos y naturalmente surgen dudas sobre lo adecuado o no de estas actuaciones.
Así, por ejemplo, en lo que hace a los ingresos presupuestados para 2014, está previsto ingresar 66.181 millones de € por el IRPF. Imaginemos que el total de esta recaudación solo comprendiera rentas de trabajo y consideremos que no se declarara nada por rentas de capitales, alquileres, etc. Si tenemos en cuenta que actualmente trabajan 16,7 millones de personas, saldría a pagar a cada unos 3.962 € al año, es decir unos 330 € al mes, algo que estaría encantada de pagar una parte muy numerosa de los actuales contribuyentes. Sin embargo, del total de la población ocupada, 13,7 millones son asalariados y sus ingresos son transparentes y el resto, empleadores y autónomos, tiene fuentes de ingresos más opacas. Si dividimos la recaudación del IRPF entre la población asalariada, entonces cada asalariado pagaría 4.830 e al año. Supongamos que restamos de los asalariados aquellos que tienen contratos temporales, por tener rentas muy bajas seguramente exentas, y que según la EPA del segundo trimestre de 2013 son 3,1 millones de trabajadores. En este caso cada asalariado con contrato fijo pagaría 6.243 € al año de media.
Fijémonos ahora en la recaudación prevista por IVA y otros impuestos indirectos, que asciende a 40.734 millones de €. En España hay una población mayor de 16 años, potencialmente contribuyente de estos impuestos de 38,2 millones de personas. Esto significa que cada persona tributaría al año unos 1.066 €. Si consideramos que estos impuestos gravaran una media de un 20% de los bienes consumidos, significaría que cada una de estas personas consume al año 5.330 €. Esto nos daría un consumo total de 203.606 millones de €, cuando el consumo de la economía española fue en 2012 de 599.892 millones.
Estos cálculos son simplistas y burdos, pero creo que dejan claro que si queremos arreglar las cuentas del Estado español lo que tenemos que hacer no es subir los impuestos a los de siempre sino hacer que todos paguen lo que deben y esta es una de las reformas más importantes que necesitamos hacer. ¿Más inspectores y penas más duras? ¿Prohibir el pago en metálico? Puede ser, pero creo que así no llegaremos muy lejos. Lo que tenemos que hacer es generar incentivos para que todos obliguemos a los demás y a nosotros mismos a pagar lo establecido. ¿Cómo? Aunque sin duda hay otros agujeros negros fiscales importantes, y a modo de ejemplo , una de las fuentes de fraude proviene de los servicios pagados sin facturas que evitan el pago del IVA y a sus perceptores permite evadirse del pago del IRPF. Si todos pudiéramos desgravar un pequeño porcentaje de todos los servicios que pagamos a autónomos, pymes y profesionales, a cambio de incluir en la declaración el NIF de la empresa o autónomo, la cifra pagada y el IVA correspondiente, es seguro que pediríamos más facturas en nuestras compras y contratación de servicios y ampliaríamos la base de contribuyentes. Y así como este caso hay muchos otros que por la vía de los incentivos podría conseguirse que todos pagáramos unos impuestos razonables y las cuentas públicas obtuvieran unos ingresos suficientes para los servicios públicos que la población demanda.
Siempre he pensado en esa solución, la de permitir desgravar al consumidor final el gasto, aunque sea una parte, en servicios profesionales como el taller, fontanería, electricista...ya que afloraría parte de la economía sumergida sin hacernos mucho daño, pero me temo que el Reglamento europeo del IVA lo impide
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